Apenas ocho mariscadoras continúan trabajando en el seno de Corcubión, una zona en la que los moluscos solo se pueden vender para ser procesados de forma industrial, puesto que la contaminación es muy alta. Este podría ser el motivo de la escasísima cotización que lleva este producto, que se está pagando a solo dos euros el kilo. Las recolectoras no pueden sacar más que 10 kilos en cada jornada de labor, que se prolonga durante más de cuatro horas, porque apenas hay producto. Además deben pagar el transporte hasta la conservera, por lo que las ganancias apenas dan para pagar la Seguridad Social de las trabajadoras.
La extracción de los moluscos se han reanudado después de varias semanas en las que la ría estuvo cerrada por toxina.