Muchos funcionarios dirán «¡quién fuera trabajador del Concello de Ares!» cuando lean esto. Ese Ayuntamiento, gobernado por el socialista Julio Iglesias, da facilidades a sus trabajadores que son padres para que compaginen lo mejor posible su vida laboral con la familiar. ¿Cómo? Permitiendo la flexibilidad horaria. Ejemplo: Isabel Margharetto Rodríguez es la agente de desarrollo local de Ares y tiene dos hijos. En lugar de entrar a las ocho de la mañana y salir a las dos y media, Isabel se incorpora a su puesto a las nueve de la mañana, una hora más tarde que sus compañeros, suficiente, dice, para preparar a sus hijos y dejarlos con una amiga que los lleva luego al colegio. «Esa hora de más me viene al pelo», admite. A cambio, la agente de desarrollo local acude al Concello dos tardes por semana. De ese modo, Isabel trabaja las 37 horas y media que todo funcionario debe realizar semanalmente. Eva Martínez, adscrita a la alcaldía aresana, cuenta con un horario similar al de Isabel. «Trabajas las mismas horas, pero te las repartes tú», resume Eva. De esa flexibilidad horaria disfrutan solo las madres, que en el Concello aresano son pocas. La administración local da trabajo a veinte personas.
Esos beneficios sociales no se han perdido ni siquiera ahora, cuando todos los funcionarios municipales están obligados a fichar desde el lunes cuando entran, salen y hasta cuando hacen un alto, de media hora como máximo, para tomar un café. Ninguno ha puesto objeciones, al menos públicamente.