Sueños y realidades. Su irrupción en la última edición del Gran hermano fue todo un acontecimiento, ya que por primera vez el programa le abría las puertas a un inmigrante africano. Andalla Mbengue , senegalés de 34 años, residía en aquél momento en A Coruña y dejó su trabajo en una empresa de aire acondicionado para dar el salto a la pequeña pantalla. «Me llamaron un martes para que me incorporase esa misma semana. Al día siguiente hablé con mi jefe y entendió mi situación», recuerda Andalla, que ahora vive en Fene pero los viernes se acerca a nuestra ciudad para rezar en el bajo que la comunidad musulmana transformó en mezquita. Cuando fue expulsado de la casa intentó aprovechar el momento de fama mediática pero lo cierto es que está en el paro. El sueño se topo de frente con la realidad. «No me arrepiento de nada. Pensé que con todo lo que se hablaba de los africanos y de la imagen que se daba por el tema de las pateras era buena idea arriesgarme a enseñar quiénes somos exactamente, lo que comemos, cómo convivimos con la gente...», reflexiona este hombre que reconoce que «fue una experiencia dura pero positiva y cuando salí estaba como en una nube». Vocación solidaria. Dice que estuvo 40 días en su país para estar con la familia y para explicarles lo del Gran hermano , que, como pueden imaginar, resulta complicado de asimilar a miles de kilómetros. Lo de Senegal es un reality muy distinto. «Antes de entrar en el programa llamé a mi madre y le dije que iba a tener un trabajo que me iba a impedir llamarla durante tres meses», apunta sonriente. Ahí lo tienen. Reza cinco veces al día, no tiene novia y le gustaría ser actor, aunque a estas alturas no está para ponerse exigente en asuntos laborales. «Colaboro con la oenegé Ecodesarrollo Gaia en un proyecto para mejorar las condiciones de vida de la gente de mi tierra», comenta. El espíritu del puerto. Noray es el hermoso nombre de los premios que la Autoridad Portuaria entrega a los chavales que mejor reflejan en un dibujo el espíritu del puerto coruñés. Los galardonados, que recibieron bicicletas y placas conmemorativas como regalo, fueron Sofía Fernández , Miguel Beaz y Nerea Rogido . El jurado decidió conceder tres accésits a Alejandro Sande , Sira Fernández y Uxía Fouz . Los colegios donde estudian los jóvenes, Ría do Burgo, Zalaeta, Wenceslao Fernández Flórez y Liceo, recibieron un lote de libros para engordar sus respectivas bibliotecas. Ahí tienen a los pequeños artistas con el presidente y el director en funciones de la Autoridad Portuaria, Macario Fernández Alonso y Enrique Maciñeira , respectivamente, y con representantes de las firmas patrocinadoras, como María Sande, de Begano. Oficina móvil. En las últimas horas llamaron la atención por la ciudad y, a tenor de la imagen, es comprensible la cara de sorpresa de los que se cruzaron con una serie de coches con una silla de oficina en el techo. Se trata de una campaña de promoción de la empresa coruñesa de muebles de oficina Ofiprecios, que utiliza cuatro Smart para darse a conocer. Los pequeños vehículos recorrerán todos las ciudades de España donde la firma está presente y al final de la ruta serán sorteados entre todos los clientes de las tiendas. Ahí tienen la curiosa oficina móvil al lado del Náutico. Menú de campeona. Salmón marinado con requesón de A Capela o canelón de faisán con trufa y champiñones o mero con chícharos y caldo de jamón o una tarta melosa de almendra, naranja y helado de tonka forman parte del menú degustación que el restaurante A Estación de Cambre incorporó a su carta con motivo del premio a nivel nacional que acaba de ganar la cocinera Beatriz Sotelo . Una sabrosa manera de conocer las distintas preparaciones que le sirvieron a esta joven profesional para ganar la semifinal y la gran final que tuvo lugar en Barcelona. El menú se llama Cocinero del año , como el premio.