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«Baudelaire no era mejor poeta por fumar hachís»

Daniel Prieto

A CORUÑA

En su último ensayo, Vidal desmitifica la visión que asocia la esquizofrenia con el proceso creativo

15 jul 2008 . Actualizado a las 11:40 h.

Tras ejercer durante más de treinta años como doctor y docente en la escuela de Enfermería del hospital Juan Canalejo, compatibilizando su experiencia profesional con la pintura, Fidel Vidal (Ribeira, 1942) acaba de publicar A arte na esquizofrenia e outros excesos (Editorial Laiovento), un ensayo sobre la injerencia de las dolencias mentales en el proceso creativo.

-¿Cómo influye la esquizofrenia en el arte?

-De la misma forma que una enfermedad de riñón. Hay una falsa creencia sobre eso. Una serie de artistas, como Picasso, usaron cultos primitivos o esquizofrénicos para romper con el academicismo.

-¿Es falsa la imagen del gran creador esquizofrénico?

-Totalmente. El falso paradigma en ese sentido es Van Gogh. En su caso, un profesional hablaría de un cuadro esquizofrénico. Aunque tenía una personalidad muy especial, no pintaba bien porque tuviese una patología, de la misma forma que Baudelaire no era mejor poeta por fumar hachís o emborracharse. Nuestra sociedad alcoholizada estaría llena de genios.

-¿Las drogas abren el camino a la esquizofrenia?

-Existen sustancias que generan síntomas semejantes a un tipo concreto de esquizofrenia, como el LSD, que se usó experimentalmente como tratamiento pero no dio resultado. Hay pacientes que son potencialmente posibles enfermos, y estas sustancias pueden acelerar un cuadro esquizofrénico. El hachís también puede acelerarlo. Cuanto más joven, peor es el pronóstico.

-¿Vivimos una época especialmente desquiciada?

-El ser humano siempre estuvo desquiciado. Hay tratados del siglo XIX que hoy estarían totalmente vigentes. Sigmund Freud ya aludía a la velocidad y las prisas de su época. Nunca se tomaron tantos psicofármacos porque nunca antes fueron tan baratos. La industria farmacéutica está detrás, relacionada con la industria de las armas y el narcotráfico.

-¿Qué otros temas trata en su último libro?

-Contrapongo las obras de Leopoldo Nóvoa con las de Liechtenstein. Hablo del mal en Las flores del mal de Baudelaire, que es una rebelión contra la ley. Aludo también a las formas de mirar a partir de un relato de Castelao, y al rol del internauta.