El líder del PP dice en A Coruña que el plan Galicia fue una oportunidad perdida y esquivó las preguntas sobre corrupción
20 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Mariano Rajoy hizo ayer escala en A Coruña y su comarca para defender la gestión del PP. Por la tarde, se dio una ducha de aplausos por la calle Real, pero esquivó las preguntas sobre las polémicas de corrupción que salpican a su partido. Firmó autógrafos, se hizo fotos y escuchó frases de todo tipo desde los balcones. Le dio tiempo a arreglarse la montura de las gafas en una óptica y arribó a la plaza de María Pita entre aplausos tras escuchar de un pedigüeño un «tú que mandas» para pedirle «una ayudita».
Allí le esperaba un atrezo sencillo. Un solo micrófono y un altavoz de campaña, al más puro estilo del Speakers's Corner, eran los únicos elementos que alteraban la postal de la fachada del Ayuntamiento. «Aquí estuvimos hace poco más de seis años para aprobar el plan Galicia, respaldado por dos gobiernos legítimamente constituidos y que ni Zapatero, ni Touriño, ni tampoco Quintana, que no es candidato a nada, han cumplido el mandato de ejecutar», protestó en defensa del proyecto de inversiones que, dijo, «hubiera supuesto más de 12.000 millones de euros para Galicia que habrían servido para hacer una revolución en las infraestructuras».
Arropado por los diputados Antonio Erias y Belén do Campo, por el cabeza de lista del PP por A Coruña, Carlos Negreira, y por varios representantes de esa lista y de la corporación municipal, remató su alocución pública catalogando a los gobiernos de Zapatero y Touriño de «desorientados» y retó a ambos representantes del PSOE «a dar una rueda de prensa aquí en María Pita para explicar por qué no han ejecutado las inversiones». Luego, se dio otro chapuzón en un mar de abrazos y siguió su paseo, primero por San Andrés y más tarde por Cambre y Arteixo, donde mitineó para pedir el voto para Feijoo, «el único que puede arreglar estos años de incumplimientos» del bipartito.