Quién más, quién menos, todo el mundo cuenta con algún pecado de juventud o con alguna aventura vivida en años carentes de responsabilidades. Muchos se han colgado la guitarra mientras duraron los años estudiantiles. Y los hay que, incluso, llegaron a triunfar. Chema Ríos Couceiro, Javi Rodríguez Gigirey, Fran Rodríguez Herrera y Bertín Martín Fernández son de estos últimos, de los que pueden contar multitud de anécdotas vividas hace ya una década en los escenarios de diferentes ciudades españolas ?incluso actuaron el Liverpool?, y en los platós de infinidad de televisiones. La peculiaridad radica en que hablan de viejos éxitos del pasado cuando cuentan con tan solo 23 años. Y es que bajo el nombre de Los Saltamontes, estos cuatro chavales coruñeses vivieron su dilatado momento de gloria en los años noventa, enarbolando una guitarra Rickenbacker y un bajo Hofner ?los mismos modelos utilizados por Lennon y McCartney? y un repertorio que mezclaba su pasión por los Beatles con temáticas más propias de unos niños de su edad.
Fueron abanderados de la explosión de grupos infantiles vivida en los noventa, pero con un signo distintivo que les otorgaba una mayor credibilidad: parecían unos émulos de los Beatles en miniatura. Esta declarada devoción les sirvió, entre otras cosas, para que desde la oficina del propio Paul McCartney les enviasen una felicitación por su «magnífico trabajo», o que Yoko Ono les remitiese una carta en la que se mostraba «gratamente sorprendida», al comprobar que «las nuevas generaciones están interesadas» en el trabajo de su llorado marido.
Diez años después
Ahora son cuatro universitarios que están culminando su formación académica al margen de la música. Los Saltamontes, ya disueltos, pegaron importantes brincos que les han llevado a diferentes partes del mundo. Chema está en Kuwait, trabajando en un hotel de la cadena Marriot, tras su paso de algo más de un año por Dubái: «Me gradué en Suiza en administración de empresas dirigido a la dirección hotelera, y al acabar me apunté a un programa de formación de esta cadena que debería haberme llevado a Qatar, donde estaba previsto que abriesen una serie de hoteles. Pero la crisis ha retrasado los planes al menos un año, así que por ahora estoy en Kuwait», cuenta el cantante del grupo. El resto, también andan desperdigados, culminando sus estudios. Fran está de Erasmus en Bratislava, donde cursa el último curso de Administración y Dirección de Empresas, mismos estudios que espera culminar Bertín este año en A Coruña, y Javi hará lo propio con Derecho en Madrid. Ninguno de ellos se dedica a la música: «Nunca fue mi gran pasión. Y creo que tampoco la de ninguno de mis compañeros ?reconoce Chema?. Sí me gustaba y, sobre todo, me divertía. Pero no como para tomármelo demasiado en serio».
Bertín mantuvo su contacto con la música de modo activo durante algunos años, pero también lo ha dejado: «Hice la carrera de piano, diez años, pero no seguí tocando. Coincidió con acabar el instituto, con los 18 años, cambio de vida...», recuerda.
La aventura duró desde 1993 hasta 1999: «Mi padre, que siempre estuvo en el lío de la música, tenía unas canciones que quería que tocase yo con algunos amigos cuando teníamos ocho años. Nos dimos a conocer en las televisiones, y nos empezaron a llamar para dar conciertos en distintas ciudades. Empezó como una broma y, poco a poco, tomó un carácter más serio», recuerda Chema. Tres de ellos iban al mismo colegio, y un cuarto, Jaime, terminó dejando el grupo cuando se unió Bertín: «Yo jugaba al fútbol en el equipo de Chema, y como sabía tocar el piano me ofrecieron unirme», recuerda este último. Fueron años que los jóvenes músicos coinciden en calificar como «muy divertidos»: «La clave estaba en que, antes que nada, éramos amigos. Nunca lo vimos como un trabajo, sino como un juego», cuenta Bertín. Esa amistad perdura entre ellos y entre sus familias: «Todas las Navidades nos reunimos las cuatro familias para cenar juntos», afirma Chema.
Un periplo musical del que Bertín dice sentirse «orgulloso»: «Visto desde lejos te das cuenta de lo que has vivido, tantas experiencias de tan pequeño... En el momento ni nos dábamos cuenta de lo que estaba pasando». En ese extremo coincide el cantante y guitarrista: «Con el paso de los años lo voy recordando más frecuentemente. Es ahora cuando me doy cuenta de todo lo que hicimos, los viajes, la gente que conocimos... Creo que todos estaremos de acuerdo en que nos lo pasamos muy bien».
Pero todo tiene su fin. En este caso fueron los estudios lo que primó sobre una posible carrera artística: «Fuimos a grabar en verano una serie de programas para Antena 3 y nos ofrecieron hacer más. Pero eso suponía perdernos clase y eso siempre estuvo claro: los estudios primero», admite Bertín. Chema apunta, además, que les había llegado la hora: «Teníamos ya una edad que empezaba a no cuajar con el repertorio que tocábamos».