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Comercios de la Gaiteira piden que se les compense por cambiar el callejero

A CORUÑA

10 sep 2009 . Actualizado a las 11:31 h.

Un año de agua gratis. Ese es la compensación que algunos comerciantes de la zona de la Gaiteira consideran justa por los trastornos que les va a ocasionar el cambio de callejero en la ciudad. En ese barrio en concreto la polémica se focaliza en la calle General Sanjurjo, que honra al militar español considerado como uno de los principales conspiradores del golpe de Estado del Ejército contra la II República, en julio de 1936. El efecto de la Ley de la Memoria Histórica se proyecta sobre ese vial que se verá obligado a cambiar de nombre.

Todavía se desconoce el nuevo bautismo que recibirá, pero entre los vecinos y comerciantes ya se ha abierto el debate. Los segundos han solicitado, a través de la asociación Bardos Cultural, una compensación económica, que ahora se extiende también a los vecinos. Desde la asociación, aguardan a que el Ayuntamiento «se muestre receptivo y sensible a las inquietudes de comerciantes y vecinos ante los gastos suplementarios no previstos».

Esa sensibilidad tiene un destinatario claro: Emalcsa. La compañía municipal de aguas que, tal y como recuerdan los vecinos «puede asumir todas aquellas funciones, atribuciones y encargos que le haga el Ayuntamiento», es la que puede desagraviar a los perjudicados según Bardos Cultural. La propuesta que exponen es la siguiente: «La exención del pago de los cuatro recibos trimestrales correspondientes al próximo 2010».

Los responsables de Bardos Cultural detallan que «el recibo trimestral tiene varios conceptos de facturación, suministro de agua, alcantarillado y basura, fácilmente asumibles con cargo a la cuenta de resultados de Emalcsa a través de su recién creada fundación sin ánimo de lucro». En base a ello, actuarán durante los próximos días en la zona con el objeto de lograr sumar el mayor número de vecinos y comerciantes a la causa.

Gastos e incomodidades

Carlos Souto es uno de los afectados por el cambio. Regenta una farmacia en la calle del conflicto y el cambio tiene consecuencias muy molestas para él: «Tengo que notificar a todos los distribuidores la nueva dirección -explica-, pero también tendré que cambiar todo el papel de envolver y las bolsas».

Todavía no ha cuantificado cuánto le supondría en euros la mutación en el callejero, pero aceptaría de buen grado la exención del pago del agua. De cualquier modo, si se hace al cambio, solicita que pongan un nombre neutro y sin connotaciones políticas. «Aquí nadie quiere que se cambie, pero si no queda más remedio lo de la avenida de Oza me parece bien, porque evitaría que, dentro de unos años, volvieran a rectificar creando de nuevo el mismo problema para todos».