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Cuatro décadas cuidando la estética de los coruñeses

A CORUÑA

Poseen uno de los salones de belleza más longevos de la ciudad, cuya pervivencia aseguran los hijos del fundador

20 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Es un clásico de la estética en A Coruña. El salón de peluquería Florent Suárez lleva 41 años ocupándose de generaciones de clientes que han pasado por las tijeras y peines de su fundador en el local situado en el número 30 de la avenida de Finisterre: «Tenemos familias como clientes de las que han pasado por aquí ya tres generaciones», explica Florencio Suárez, cabeza de una saga de esteticistas que continúan y amplían con nuevos salones -como el de la plaza de Portugal- sus hijos, José y Jorge, aunque este último trabaja actualmente para una firma de cosméticos.

Florencio tiene 71 años y, a la vista está, el secreto de la eterna juventud: «Mi padre falleció con 101 años y estupendo hasta el último momento. Pero te aseguro que desconozco la receta», asegura. Puede que esta radique en dedicarse a lo que a uno realmente le gusta. Hacer de una pasión un medio de vida. Porque el peluquero dirigía su vida, en un principio, hacia otros derroteros bien distintos. Estudiaba para técnico aparejador, pero en 1960, en Sada, decidió montar su primer negocio dedicado a la estética donde trabajaron también sus hermanos: «Empecé por necesidad, pero terminó convirtiéndose en vocación. Al año siguiente me fui a París a aprender. Lo hice engañando un poco a mis padres, que creían que iba por un par de meses a hacer un curso, y me quedé allí diez años».

Cuando volvió, no tardó nada en encontrar un local del que casi podría decirse que se enamoró: «Aquí antes no había nada, estaba allí la plaza de toros y poco más. Pero pasé por aquí delante y subí inmediatamente a verlo», cuenta Suárez desde su salón de la avenida de Finisterre.

Asegura que nunca insistió a sus hijos para que siguieran sus pasos, pero tal y como explica José, eso era algo «natural»: «Crecí aquí, así que cuando te das cuenta le estás cortando el pelo a un amigo. Y no debe ir mal, porque resulta que repite, y terminas dedicándote a esto», afirma el vástago, que también hizo sus pinitos en el sector audiovisual.

También José derrocha pasión por la profesión: «Te obliga a estar siempre activo, saber lo que se lleva y lo que se va a llevar. Siempre hay algo que aprender. Y lo mejor para eso es salir del salón, viajar, trabajar con diseñadores... Así evitas caer en la rutina», asegura. Es parte de la formación continua a la que debe someterse un profesional de la estética: «Vas a Londres, ves lo que hay por la calle y ves si vas por el buen camino, si estás al día. Hay que adelantarse a lo que será tendencia esta temporada».

El padre asegura que le ha llegado el tiempo de descansar, pero el resto de la familia duda que pueda dejarlo del todo: «Es toda una vida dedicada a esto. Quizás monte un centro de formación...», planea ya el maestro peluquero.