53 trabajadores buscan un jefe

Alberto Mahía A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA

Los empleados del gimnasio Holmes Place, en Dolce Vita, que ayer cerró sus puertas, tienen la esperanza de que llegue un inversor a salvar «un negocio redondo»

01 jun 2010 . Actualizado a las 13:49 h.

Empleados y socios del gimnasio Holmes Place no pudieron contener ayer las lágrimas cuando el lugar en el que trabajaron y entrenaron en el último año cerró sus puertas a las 11 de la noche. Nadie allí podía entender los motivos de esa bancarrota a la que aluden los responsables del mayor gimnasio de la ciudad, pues superaban ampliamente los mil socios y los ingresos eran considerables. De ahí que las teorías sobre las razones reales se disparasen.

Desde que el pasado viernes, los socios recibieron en su teléfono móvil un mensaje avisándoles de que por «problemas financieros» el gimnasio Holmes Place cerraba sus puertas, las concentraciones en el establecimiento de clientes dando apoyo a los empleados se sucedieron. Y ayer, minutos antes de que se cumpliese el plazo de las once de la noche de cerrar sus puertas definitivamente, fueron muchas las personas que acudieron. Querían mostrar así su apoyo a los 53 trabajadores de la franquicia, algunos de los cuales fueron contratados recientemente abandonando otros puestos de trabajo o trasladándose incluso de ciudad.

Los buenos resultados en cuanto a la cartera de clientes no redundaron en las cuentas de la empresa que gestiona la franquicia -Holmes Place tiene gimnasios en las principales capitales de toda Europa-. Dicen que arrastran una deuda de tres millones de euros, cantidad a la que la empresa que gestiona la franquicia no?puede hacer frente. No por una mala gestión, según sus responsables y trabajadores, sino por la quiebra de una promotora que le debía dinero. No obstante, algunos empleados mostraron ayer sus reservas de que fuera ese el motivo, pues no entienden que un «gimnasio que funciona tan bien, que da importantes beneficios, eche el cierre».

Hablan de un «negocio redondo», con 53 profesionales en plantilla y 1.400 socios, con unas instalaciones gigantescas con todo tipo de aparatos y piscinas. Motivos de sobra, sostienen, para que llegue algún inversor y se haga cargo del establecimiento. Un pero: el alquiler son 20.000 euros.

Por el momento, hoy a las ocho de la mañana la plantilla acudirá a su puesto de trabajo pese a que sabe que se va a encontrar las puertas cerradas. Tienen que ir porque la empresa no les entregó las correspondientes cartas de despido e Inspección de Trabajo debe hacer constancia de la presencia de los empleados. Luego tendrán una reunión con los abogados para que les expliquen qué pueden hacer frente a este ERE.