«Estoy aquí por amor»

Fernando Molezún A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA CIUDAD

Coruñés de vocación aunque nacido en Tomelloso, el fundador de la Casa de La Mancha publica sus memorias: «Es lo poco que puedo dejarle a mi nieto»

08 ene 2011 . Actualizado a las 02:00 h.

La de Esteban Ortiz Manzaneque con A Coruña es una historia de amor a primera vista. A pesar de los años transcurridos desde su llegada a esta ciudad, su acento conserva la denominación de origen La Mancha. Pero se considera más coruñés que los aquí nacidos: «al fin y al cabo yo estoy aquí por amor, por elección propia», afirma contundente.

Nacido en Tomelloso hace 75 años, Manzaneque -«como me llama todo el mundo»- tiene como tarjeta de presentación una amplia sonrisa que delata su enorme bonhomía, un rasgo de su carácter que se apresuran a destacar los innumerables amigos que le saludan mientras pasea por los jardines. Fue precisamente esta visión, la de Méndez Núñez iluminado de noche, la que le cautivó de entrada cuando llegó por vez primera a la ciudad en mayo de 1957: «Llegué con 22 años y un muestrario de corbatas que me permitió irme ganando la vida. El ambiente, las noches en el Astoria, el Lemos, la Viña, el Hércules o el Mezquita, a donde íbamos a ligar... Aquella sensación de que una nueva ciudad te acogía totalmente. Eso es lo que me enamoró de A Coruña.

Es que vivir aquí no es una suerte, es todo un privilegio», afirma. Tanto es así, que en su segundo día en la ciudad ya le declaró su amor: «No fui a vender. Me limité a pasear y compré una postal que mandé a mi madre diciéndole que estaba en la ciudad más bonita que había pisado en mi vida. Y había pasado por unas cuantas, que era viajante», matiza.

Una coruñesa llamada Sira, -«mi otro gran amor», apunta sonriente Manzaneque-, hizo el resto. Se casó en san Pedro de Mezonzo en 1965 y tres años más tarde fijaba su residencia definitivamente en A Coruña: «Me vine con una representación de medias. Pero terminé montando mi propio negocio textil cuando empezaron a pesarme las maletas», cuenta el socio número uno y fundador de la Casa de Castilla La Mancha: «Todo partió de un anuncio que puse en La Voz buscando a otros manchegos hace 14 años», recuerda.

Ya jubilado, acaba de publicar sus memorias, «para regalárselas a quien las quiera leer», explica. Aunque estas tienen un destinatario claro, actual debilidad de Manzaneque: «Quiero que el día de mañana mi nieto sepa algo de su abuelo. Es de lo poco que puedo dejarle», dice emocionado.