Las obras de rehabilitación de Orillamar traen por la calle de la amargura a los vecinos de la zona. A las incomodidades de la duración de los trabajos y del corte de la vía, se unieron en la noche del viernes los ruidos que hicieron los operarios para proceder al asfaltado del tramo que discurre por delante del cuartel de Atocha.
Muchos residentes no tardaron en denunciar que era imposible dormir con tanto trajín de trabajadores y maquinaria, «que cada vez que daban marcha atrás se escuchaba el correspondiente pitido de alerta que era insoportable», explicaba un vecino de este barrio, que lamentaba que, para un día que podía descansar tranquilamente, porque el sábado no tenía que trabajar, «me tuve que pasar mitad de la noche en vela».
Actuación puntual
Desde la Concejalía de Infraestructuras, que dirige el socialista Esteban Lareo, explicaron ayer que la realización de estos trabajos no tenía nada que ver con las obras de rehabilitación que se están llevando a cabo en la calle Orillamar. Se trató de una actuación puntual para proceder al asfaltado de la carretera que cruza por delante del cuartel y hasta la rotonda.
Explicaron que las obras se realizaron de noche para trabajar con mayor celeridad, y así no entorpecer el tráfico de vehículos, que ahora ya pueden circular por la zona.