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Canción triste de San Andrés street

A CORUÑA

11 abr 2011 . Actualizado a las 12:00 h.

La crisis del comercio local ha vuelto al primer plano de la actualidad con motivo de la próxima apertura en la ciudad del mayor centro comercial de España y tercero de Europa (así lo publicitan). ¿Hay motivos para preocuparse? No debería haberlos... si las cosas se hicieran bien. El centro comercial Marineda City constituye sin duda un balón de oxígeno para la economía local y la gallega. Según los datos facilitados por sus promotores, generará alrededor de 4.000 puestos de trabajo directos y otros tantos indirectos. ¿Podría A Coruña, o cualquier ciudad, permitirse el lujo de renunciar a ello?

El debate, pues, no debe ser tanto el daño que pueda hacer la apertura de un nuevo centro comercial, el número 13 de la ciudad. El mercado dirá su última palabra. Por usar un término manido en el mundo de las transacciones comerciales: el cliente siempre tiene la razón. El concejal de Promoción Económica dijo el martes que en el pasado «non se tomaron as medidas que se tiñan que tomar» para evitar que los centros comerciales dañaran al pequeño comercio. Debieron pensarlo antes.

Seguir ahora debatiendo sobre la planificación (el escenario que hay es el que hay) es desviar el foco de la atención del problema, y el problema está en la calle Barcelona, en Elviña, en los Mallos o en la Pescadería... Hace tres años, cuando todavía no existían ni Dolce Vita ni Espacio Coruña ni, desde luego Marineda City, la zona centro (menos la plaza de Lugo) agonizaba. Hoy sigue agonizando. Y la crisis no solo afecta al negocio tradicional: dos de los centros comerciales más tocados están en zona noble.

El asunto, pues, es de mayor calado ?¿cómo salvar al centro?? y tiene tantas ramificaciones que abordarlo es una tarea tan necesaria como fenomenal. El viernes, la junta de gobierno aprobó 90.000 euros para una campaña de imagen del comercio local. Esta medida, por sí sola, es como lanzar una piedra contra Goliat y conseguir tumbarlo. Eso pasa una vez en la vida, y ya pasó... Evidentemente, no toda la responsabilidad puede dejarse en manos de las administraciones públicas, aunque desde luego tienen que hacer mucho más. Cuando tocó construir una glorieta para Ikea se hizo en tiempo récord. Ahora toca reflotar las tiendas del centro, que es más que puro negocio: es tan patrimonio de la ciudad como la torre de Hércules. Por eso es preciso poner en marcha ya un plan estratégico para el centro, que incluya comercios y también viviendas (hay miles vacías o con un solo inquilino: o sea, con un solo cliente) ¿Que ya existe un planta estratégico? También existe una Cámara de Comercio y... Hace falta, además, articular mecanismos que sirvan para que centros comerciales y comercios tradicionales se complementen. Y sería interesante plantearse cómo frenar la especulación del metro cuadrado: muchos negocios que abren en el centro parten con pérdidas de miles de euros, el precio que deben abonar por el alquiler.

Las cosas no se han hecho bien: calles como la de San Andrés, con 27 negocios cerrados (y cada cierre provoca un efecto dominó), se están convirtiendo en calles marcianas, de Marte, un lugar en el que, dicen, hubo vida, sí, pero hace millones de años.