Un cinturón amarillo-naranja de más de tres kilómetros de longitud. El trofeo Miguelito de yudo ya no se conforma con afianzarse como uno de los eventos más multitudinarios del calendario deportivo coruñés. Ahora va a por el récord del mundo. Por eso, la organización ha distribuido entre los participantes del trofeo que se celebrará el domingo por la mañana en el Coliseo tres mil fragmentos de cartón de un metro de largo por diez centímetros de ancho que, unidos, darán forma al cinturón de yudo más grande del mundo. Además, los chavales podrán plasmar por escrito en el cartón lo que significa el yudo en sus vidas. La iniciativa cuenta hasta con un grupo de facebook.
El alma máter de este trofeo de referencia para el yudo base, Miguel Ramos, explica el germen de la idea: «Para la vigésimo tercera edición ya no sabíamos qué hacer. Se nos ocurrió esta iniciativa, pero antes hubo propuestas como pintar la acerca del paseo marítimo como un gran cinturón o situarlo en María Pita, el Obelisco, la Torre de Hércules u otros lugares significativos de la ciudad. El próximo año, lo abriremos a todos los que participaron en las veintitrés ediciones anteriores».
Miguel Ramos resalta que «el trofeo Miguelito ha creado una fórmula copiada en toda España, pero como la original no hay ninguna». «Estamos sorprendidos por la participación e implicación, pues este año coincide con la celebración del Día de la Madre; nunca pensé que iba a llegar a eso... empecé con un campeonatillo con cien niños», añade.
Hoy, con más de 160 voluntarios y articulado en cinco niveles, cuenta con premios de técnica y concurso de dibujo, pero carece del espíritu competitivo con el que nació. «Esto es popular. Tratamos de dar la oportunidad a todos los niños, aunque no sean habilidosos o no tengan mucha experiencia en el yudo. Salen dos veces al tapiz, y a disfrutar todos, ellos y sus acompañantes», argumenta.
Recuerda Ramos que «el Miguelito es solo la proyección de la pasión de A Coruña por el yudo, la ciudad es toda una potencia en cuanto al número de practicantes, no hay colegio sin yudo». También asegura que, en términos de participación, el trofeo ha tocado su techo. «Tenemos cuatro grupos de 750 niños. Es lo máximo que podemos manejar sin que el evento se resienta», concluye.