Si la nostalgia nos oprime el corazón, porque nos hemos acordado de un bien perdido, un feixe de coruñeses, entre quienes me encuentro, nos sentimos nostálgicos por el próximo cierre del café Kirs de la calle Real. Queda así esta principal rúa coruñesa casi huérfana, pues pasó de albergar salas de fiesta -Marineda-, cafeterías, salones de té y tiendas -Kesler- a ser un vulgar, aunque histórico, camino real por el que dejaron sus huellas desde los romanos a los antiguos cruzados que, camino de Lisboa, acudían a la parroquia de Santiago a postrarse ante la imagen del Apóstol. Pero creo decir bien si digo que, efectivamente, esto es historia y antigua. Pero la reciente está ahí, muy cerca de nosotros.
Cuando era café cantante y se llamaba Luisa Fernanda (seguramente en los años cuarenta del pasado siglo) por allí pasaron Antonio Machín (¡qué Dos Gardenias!), la orquesta Los Satélites, cantaoras andaluzas de variados nombres y orquestinas que hacían de aquella Coruña una ciudad atractiva. Recordamos más tarde el comercio de ropa hasta que se pusieron de moda las cafeterías. Y vino Kirs, cuyo nombre posiblemente quería ser el de una conocida bebida alcohólica. Comenzaron entonces variadas tertulias y destacados tertulianos. Allí acudía a diario el académico y escritor Carlos Martínez-Barbeito; los domingos aparecían el inolvidable Manuel María, su mujer y un grupo de intelectuales coruñeses. También eran habituales del local el ex alcalde Paco Vázquez; el titular de la Diputación, Salvador Fernández Moreda y, hace no muchos meses, se dejaba ver el alcalde electo Carlos Negreira en compañía de varios amigos. En suma, un lugar de encuentro que acabó truncado por la ley antitabaco, pues dividió a la parroquia.
Pero el caso del Kirs no es único en una calle golpeada por los cierres. A los cierres del salón de té de la confitería Pelletier siguió años después el de la cafetería Oxford y, más recientemente, el traslado de La Jijonenca, que se ha mudado cerca de la revitalizada Plaza de Lugo.
Anselmo, el excelente barman y encargado, se lamentaba el domingo del próximo cierre. Que no sufra. Los buenos profesionales, los comprensivos clientes y los asiduos dejarán la aflicción y todos pensaremos en tiempos mejores. Que sí.