Un clásico de la noche en Juan Flórez vuelve el 1 de julio con conciertos
22 jun 2011 . Actualizado a las 13:09 h.Vuelve un clásico. La Terraza, el local por el que pasaron varias generaciones de coruñeses, reabre sus puertas el próximo día 1 de julio. Lo hará de mano de Óscar Suárez y Javier Losada Nikopol con intenciones de darle brillo a una zona, Juan Flórez, que otrora fue de las más concurridas de la hostelería nocturna y lleva ya varios años a medio gas.
La fórmula la resume Losada: «Conciertos de corte acústico, buena música y buen ambiente. La idea es que la gente sepa que hay un local en el que se puede venir uno a tomar una copa tranquilo y que no se va a encontrar a Shakira sonando de fondo». Para ello tienen previsto dar directos con regularidad. La primera banda que pasará por su escenario serán los Rockers Go To Hell, en la fiesta de inauguración del día 1. Y ya tienen en mente un concierto del cantante de Danza Invisible Javier Ojeda, todavía por confirmar.
Además, Suárez y Losada pretenden cuidar con mino la cabina. «Vendrán disyoqueis invitados a pinchar», apunta Losada, que indica que con la remodelación del local («que va a cambiar bastante») han insonorizado el espacio: «Los vecinos pueden estar tranquilos, que no van a tener problemas de ruido», asegura.
Aunque en el pasado La Terraza funcionaba hasta casi el amanecer, en esta nueva etapa sus socios marcarán un horario de 22 a 4 de la mañana todos los días de la semana. «Queremos ser una opción en Juan Flórez para la gente que busque algo diferente», comenta Losada.
La Terraza, tal y como se conoce en la actualidad, abrió a mediados de los años ochenta en la plaza de la torre de los maestros, en Juan Flórez. Anteriormente, acogió dos discotecas. Primero, Cinco Estrellas, en la década de los setenta, y luego Paula, que funcionó en la primera mitad de los ochenta.
El debut coruñés de Amaral
Además de local de copas y una opción recurrente para evitar el ir a las discotecas una vez terminado el horario de pub, parte de la solera de La Terraza se debe a sus conciertos. Aunque hayan funcionado de manera interrumpida, en su historial descansan algunas actuaciones de artistas que luego triunfaron, aunque entonces eran unos desconocidos.
La más importante fue la de Amaral, que en 1998 presentó en la sala su primer álbum homónimo. Aún faltaban unos años para que los zaragozanos contasen sus audiencias por miles y el recital fue un fracaso total. «Éramos 15 personas contando los camareros», recuerda entre risas Óscar Suárez.