El director regresa estos días al Festival de Ópera de A Coruña para dirigir «Rigoletto», la obra verdiana que protagonizará Leo Nucci
26 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Miguel Ángel Gómez Martínez (Granada, 1949) regresa estos días al Festival de Ópera de A Coruña para dirigir Rigoletto, la obra verdiana que protagonizará Leo Nucci, con el que ha colaborado en numerosas ocasiones. El exdirector de la Sinfónica de Hamburgo ha vuelto con fuerza en los últimos tiempos al teatro de la capital austríaca por expreso deseo de los músicos de la Filarmónica de Viena, que lo han nombrado su director invitado permanente.
Usted ha dirigido a todos los cantantes de la era dorada, los Kraus, Pavarotti, Caballé, Domingo..., y ahora se reencuentra con Leo Nucci. ¿Cómo es el trabajo con ellos, son tan divos como se suele asegurar?
-Cuando hay calidad, el trabajo en común es muy satisfactorio. Yo no puedo decir que los divos sean divos en el sentido peyorativo de la palabra, lo que sucede es que, igual de exigentes que son ellos mismos, lo son también con quienes trabajan y con quienes los dirigen. Y sobre todo esto último, no aceptan que lo haga cualquiera. Pero si encuentran calidad, suelen ser la disciplina personificada.
-En el reparto tiene usted a un buen número de cantantes gallegos. ¿Cómo encuentra la cantera local?
-El progreso de los cantantes gallegos, y en general, de los españoles, en cuanto a su preparación musical y vocal ha ido evolucionando constantemente durante las últimas décadas. Es una satisfacción poder contar con tantos cantantes locales de calidad.
-Desde su colaboración en «Eugene Onegin» la OSG parece tenerle a usted entre sus directores favoritos. ¿Cómo se fraguó esta relación?
-Incluso desde antes, cuando los dirigí en algún concierto fuera de temporada, la relación fue siempre armónica y con muy buenos resultados. Creo que la química ha funcionado. Cuando se encuentran dos componentes de calidad saben reconocerse.
-¿Es cierto que los músicos de la Filarmónica de Viena escribieron una carta pidiendo que usted los dirigiera al menos una vez al año?
-Desconozco si llegaron a escribirla, pero lo cierto es que tras varios años de ausencia vuelvo a ser director invitado permanente de la Ópera de Viena, y sí, ha sido por petición de la Filarmónica.
-A pesar de su prestigio, hace mucho que no dirige ni en el Real ni en el Liceo, ¿por qué?
-Acabo de dirigir sendos conciertos en el Real y en el Liceo. El por qué no actúo en sus temporadas de ópera habrá que preguntárselo a los responsables de estas. Siempre que tuviese tiempo disponible estaría dispuesto a actuar en ellas. Por cierto, quiero aprovechar la ocasión para resaltar el gran logro de la presidenta del Festival de Ópera de La Coruña, Natalia Lamas, al conseguir mantenerlo vivo, y con un nivel de calidad pese a los terribles momentos de crisis que sufre España.
-La OSG debe estar en pleno proceso de búsqueda de un nuevo titular. ¿Qué consejos les daría a quienes tienen que acertar en la elección?
-Puesto que la OSG tiene una calidad cierta, se debe encontrar un director que corresponda a su talla y que incluso proporcione las posibilidades de aumentar los resultados artísticos y promover su proyección internacional. Para este objetivo, aunque sin precipitarse, no se puede perder tiempo, porque un director de estas características, con calidad, prestigio internacional y aptitudes de desarrollo de la orquesta no se puede improvisar, ni va a estar disponible con solo un año de anticipación. Realmente, la decisión habrían de tomarla cuanto antes.
Miguel Ángel Gómez Martínez Director Invitado de la Ópera de Viena