El pintor Felipe Criado nació en Asturias, viajó por toda España con su familia hasta que, finalmente, en 1967, se asentó en A Coruña. Sin embargo, como él mismo puntualiza, la base de su retiro la ha fijado en Oleiros, donde reside desde el año 1993 y donde, según explica, disfruta de los atardeceres de Mera.
-¿Es Mera una fuente de inspiración para sus pinturas?
-El lugar donde vivo con mi mujer es importante para tener un espíritu sosegado y contemplativo, pero no reproduzco el paisaje del entorno en mis cuadros. Me gusta, porque es un paisaje sugerente y humanizado, pero lo que realmente me aporta y me sugiere es la luz en el cielo y en el mar.
-¿Por qué eligió Mera?
-Cuando mi mujer y yo nos jubilamos buscamos una casa en un entorno tranquilo, en el que pudiera tener mi estudio.
-¿Cuál es el rincón de Oleiros que más le gusta?
-Santa Cruz. Es muy agradable para pasear, con unas vistas magníficas y recogido de brisas. Recientemente se inauguró un tramo del paseo marítimo y desde la costa de Seixo Branco se domina todo el Atlántico desde A Coruña a Ferrol. Desde luego se trata de una situación geográfica envidiable, es un balcón al Atlántico.
-¿Se ha convertido en un municipio dormitorio?
-En parte sí, porque ha crecido mucho con tanta urbanización y cada vez hay más gente ambivalente, que trabaja en A Coruña pero vive aquí.
-¿Y cree que el municipio sigue conservando su identidad rural?
-Se desarrolla una política participativa en valores campesinos y folclóricos e, indudablemente, se mima a los mayores con meriendas y reuniones. No obstante, hay personas que vivimos como una especie de islotes dentro de ese conjunto.