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Una obra póstuma gana el Fernando Arenas

R. García A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

21 abr 2012 . Actualizado a las 07:03 h.

Sorpresa en el fallo del premio literario Fernando Arenas. Entre los 15 originales presentados el jurado eligió un manuscrito que recoge las memorias de un tripulante superviviente del acorazado Jaime I, buque de guerra de la flota republicana durante la Guerra Civil. Al abrir la plica, el autor resultó ser Manuel Gantes García, fallecido hace más de una década y que con apenas 17 años embarcó como marinero de máquinas en dicho buque y vivió una serie de sorprendentes peripecias que narra en estas memorias. Gantes escribió un diario en dicho barco, que al estallar la guerra salió del puerto de Ferrol con rumbo a Lisboa.

El Jaime I acabaría hundiéndose en Cartagena a causa de una extraña explosión, «no se sabe si fue un ataque o pusieron la bomba los de dentro», explicaba ayer la hija del autor, Amparo Gantes. Tras una serie de durísimas peripecias, «cuando se hundió el barco tuvo que salir a nado de allí y vio morir a muchos compañeros», volvió a su ciudad, A Coruña, aunque los problemas continuaron por haber combatido en el bando republicano. «Fue juzgado en el castillo de San Felipe, en Ferrol, y como no había delitos de sangre no lo condenaron», si bien tenían que presentarse cada quince días.

Manuel Arenas destacaba el atractivo del título: Acorazado Jaime I: El Potemkin español, «además hace una comparación entre ambos, si bien en el ruso se sublevaron los marineros contra los oficiales y en el Jaime I los que se sublevan son los oficiales». Explicó Arenas que había sido una hermana de Amparo (que trabaja en librería) la que presentó el original «sin que ella lo supiera». Y es que las hijas «encontramos ahí a un padre que casi no conocíamos, porque además no le gustaba nada hablar de las cosas de la guerra y a veces hasta evitaba las relaciones sociales para no tener que hablar de política».

En la tarde de ayer, Alejandro, un nieto de Manuel Gantes, recogía el premio Fernando Arenas a la obra de su padre y es muy probable que por su cabeza pasara alguna de aquellas «batallas del abuelo» en las que decía a sus nietos: «A vuestra edad yo ya estaba en la Marina». Ahora han descubierto a un luchador contando una historia con cuya lectura, confesaba una de sus hijas, «más de una vez me hizo llorar».