El próximo sábado el Oar Ciudad jugará en Toledo su primer partido del año. Los jugadores del cuadro coruñés de la División de Honor B han garantizado la celebración del partido, pero parte de la plantilla no asegura cumplir con las sesiones de entrenamiento, como ocurrió en la noche de ayer, donde el trabajo previsto se convirtió en una larga reunión en el vestuario con el entrenador. Es la respuesta al impago de salarios por parte del club, que atraviesa una situación económica delicada. A mitad de temporada continúa sin patrocinador, algunas ayudas institucionales para este curso (el Ayuntamiento o la Fundación Deporte Galego) ya habían sido pignoradas (avaladas para un adelanto) y, lo que es peor, la respuesta empresarial de la ciudad le ha dado la espalda a un equipo que ha hecho historia en el balonmano coruñés y que este año se ilusionaba con una respuesta masiva desde su nueva sede, el Palacio de los Deportes de Riazor.
Los primeros en resentirse han sido los jugadores. Algunos como Álex Álvarez no se personaron a la convocatoria de ayer en el entrenamiento del Barrio de las Flores. «El tema de no jugar no se ha planteado, estaremos en Toledo seguro -dijo el jugador desde Santander, su ciudad natal-; otra cosa es las medidas que podamos tomar. Algo habrá que hacer, estamos aguantando y llega un momento en el que ya no puedes seguir, yo vivo de esto». «El club está pasando por momentos difíciles pero sigue adelante», apunta Íñigo, el capitán de la plantilla, quien también garantizó la celebración del partido del sábado en Toledo. Quien seguramente no viajará a la ciudad manchega es Ivica Obrvam. Según el entrenador, Pablo Aguirre, el jugador tiene una oferta para competir en la Liga alemana «y podría cobrar el doble que aquí».
La agenda del equipo marca un nuevo entrenamiento para esta tarde a partir de las cinco. Pero los jugadores volverán a reunirse antes para determinar qué hacer. La reunión de ayer no dejó a nadie conforme.