El Pilotes Posada sigue intratable. El equipo vigués sigue demostrando partido tras partido que ha montado una plantilla para estar más cerca de los grandes que de los candidatos al descenso.
Los de Quique Domínguez vencieron a uno de los equipos potentes de Asobal, el Valladolid del ex seleccionador Pastor, remontando cinco goles en contra que tenía a quince minutos del final, lo que indica más claramente la enorme confianza de los académicos en sí mismos, incluso en circunstancias adversas. La Copa del Rey está mucho más cerca.
El marcador se mantuvo muy igualado en los primeros compases del encuentro, ya que ambos equipos se mostraron serios en defensa, sobre todo el Octavio Pilotes, que con su 5-1 provocó numerosos errores ofensivos de los vallisoletanos y aprovechó para dominar el marcador en varias ocasiones (4-5; 7-8; 8-9).
A partir de ese resultado, el cuadro local supo rentabilizar su primera superioridad numérica en cancha y, merced al mayor ritmo de juego impuesto por Perales, que le vino a Tvedten como anillo al dedo, comenzó a establecer diferencias en el electrónico (12-9) en el minuto 21.
El técnico del conjunto gallego, Enrique Domínguez, solicitó un tiempo muerto para pedir a sus pupilos mayor intensidad defensiva, pero los vallisoletanos habían encajado el pie en el acelerador y aumentaron la renta hasta los seis goles (17-11) en el minuto 28, que el Pilotes redujo antes del descanso (18-14).
Tras la reanudación, los gallegos continuaron recortando distancias merced al buen juego con el pivote, Gustavo Alonso, hasta llegar a situarse a un solo gol (20-19) en el minuto 34, pero, en cuanto el Pevafersa Valladolid hacía valer su rapidez en los contraataques y aumentaba la presión defensiva, volvía a recuperar la ventaja (28-23).
Domínguez paró el partido para alentar a sus jugadores en los últimos quince minutos y desde luego su arenga fue efectiva, ya que el Octavio Pilotes, de forma paulatina, fue haciéndose con los mandos del juego hasta lograr una meritoria victoria final.