Bahréin es otra oportunidad para los pequeños en el Mundial más explosivo. Ahora que el dominio de los grandes se ha evaporado y ha surgido una nueva clase media gobernante, el desierto de la península arábiga plantea una incógnita: ¿A quién le toca? En Australia y Malasia fue la cenicienta Brawn y su difusor mágico. En China, los supersónicos Red Bull con alas para la lluvia. La cuarta carrera puede representar el último instante de enajenación de este campeonato. Y, por si fuera poco, el periódico Bahréin Tribune publicó ayer que «se esperan fuertes vientos y tormentas de arena durante el gran premio». Otras previsiones son más optimistas. Pero durante el invierno tres equipos tuvieron que suspender sus test debido mal tiempo y a las tempestades de arena.
En los últimos años la geografía del Mundial ha sido clave. También en esta ocasión. Australia, Malasia, China, Bahréin y la próxima cita, en Barcelona. Esto implica una lógica estructural: los equipos apenas pueden ejecutar evoluciones en sus monoplazas en las primeras citas por las enormes distancias con respecto a sus sedes. Cuando las carreras regresan a Europa, todo es más fácil. Desde las fábricas de Inglaterra o Italia se puede transportar cualquier pieza en dos horas. Más que nunca, no mandan los pilotos en la pista, sino el ingenio de los pensadores en las fábricas. Brawn compuso su coche en función del doble difusor, con una línea aerodinámica muy trabajada, pero Red Bull ganó en China sin la pieza mágica.
Bahréin puede ser la oportunidad para Toyota. El equipo multimillonario, máximo inversor en la fórmula 1, denostado casi siempre por su derroche, se prepara estos días para celebrar su primera victoria.
Puede ser el momento de otro miembro del club del difusor. Williams. Y puede ser el gran premio de Fernando Alonso, cuyo salto de calidad se vio en China con el difusor provisional o fondo plano del R29.
Lo que son oportunidades para unos son penalidades para otros. No se ha disputado la cuarta carrera y se acaba el tiempo para Ferrari, que podría sellar el peor arranque de su historia -cuatro carreras sin puntuar-, si no consigue puntos en Sakhir.
Las dudas sobre el KERS
Y en este mar de dudas, la gran incógnita es el KERS. Cuatro equipos empezaron la temporada montando este sistema de recuperación de energía (Ferrari, Renault, McLaren y un coche BMW). Ferrari y Renault rechazaron el KERS en la carrera de China y pretenden recuperarlo ahora en Bahréin, aunque Kimi Raikkonen prefiere no utilizarlo en la jornada de hoy. McLaren, que había competido con el KERS en las tres citas precedentes, también se cuestiona su rendimiento. Lewis Hamilton destacó ayer que sigue confiando en el sistema de recuperación de energía. Y Robert Kubica (BMW) espera estrenarlo en Bahréin.