El brasileño Kinho, al que el club debe dos mensualidades, vive en casa de un compañero
17 jun 2009 . Actualizado a las 11:19 h.Dasiomir Hering, Kinho, tiene 27 años. Juega en el Compostela, adonde llegó a mediados de la pasada temporada. Hace dos meses que quiere regresar a Brasil, pero antes intenta cobrar las dos mensualidades que le debe el club. «Hablé hace tiempo con el presidente y me dijo que esperase, pero lo cierto es que ahora me cambiaron la cerradura del piso en el que vivía porque Caneda le debe por lo menos cuatro meses de alquiler a la dueña. Tengo allí todas mis cosas y no puedo entrar. Estoy en casa de un compañero. Mi esposa ya regresó a Brasil y yo no quiero esta vida para mi familia. Solo deseo que me pague para poder marchar».
Antes de viajar a Monzón para disputar la eliminatoria de ascenso a Segunda B, Kinho se presentó en el club para cobrar las dos mensualidades que le deben. «Caneda estaba muy alterado y trató de intimidarme. Le dije que no era mi padre para hablarme de esa forma. Su respuesta fue que no tenía dinero y que iba a pagar cuando le diese la gana, no cuando yo lo pidiese», explica el futbolista, que cree que si regresa a Brasil ya nunca cobrará lo que se le debe.
Kinho se quedó unos días en casa de un compañero del equipo y cuando regresó a su piso ya no pudo entrar. Así lo recuerda el futbolista, que está viviendo ahora en el apartamento del camerunés Soule Garba, y explica que es un compañero que «se lesionó en un entrenamiento y a quien Caneda le debe seis meses». Señala que «tiene una niña con una española, se operó y tuvo que pagar su esposa todos los gastos de la intervención. Caneda dijo que el jugador no había querido ir a la mutua, pero eso es mentira».
Insiste en que «Caneda dice que me pagó, pero es mentira. Si fuese cierto, ya me hubiese marchado. Quiero lo mío. No es mucho, pero es mío». Kinho está «muy enfadado, pues Caneda dice que soy una mala persona, aunque antes decía que era bueno. Ahora me llama mala persona porque reclamo mi dinero. Él me dice que estoy loco, pero todo el mundo sabe que es un mentiroso. Todo el mundo conoce a Caneda».
El futbolista agrega: «Solo quiero lo mío, aunque nada más que sea por orgullo. Él habla mucho, pero no da la cara. Dice que soy un sinvergüenza, pero si así fuese los aficionados no me estarían llamando para darme ánimos y prestarme ayuda».