España cierra el periplo por Pontevedra con un cómodo triunfo sobre la selección holandesa

Xabi Otero

DEPORTES

22 jun 2009 . Actualizado a las 12:04 h.

La selección española solventó con la comodidad esperada el último partido de clasificación para el Campeonato de Europa, que era un mero trámite porque el billete para Austria 2010 ya estaba en el bolsillo desde el triunfo del miércoles ante Lituania en Cangas.

El combinado tulipán solo aguantó el medio gas nacional durante 20 minutos. El 13-9 que separaba a ambos equipos a esas alturas semejaba un mundo porque parecía claro que España rompería definitivamente el electrónico en cuanto se lo propusiese. Y así fue. Un parcial de 4-1 fue suficiente para acabar con parte de las ilusiones de los voluntariosos jugadores holandeses, mucho más motivados por el hecho de enfrentarse a un grande del balonmano mundial (17-10). Al descanso el pescado ya estaba totalmente vendido (19-11).

En la reanudación, los hispanos levantaron un poco más el pie del acelerador y eso permitió el acercamiento tulipán a cinco tantos. El 22-17 motivó un tiempo muerto de Valero Rivera, más que nada para inculcar mayor intensidad a sus pupilos, porque en realidad en ningún momento se sintió el más mínimo atisbo de que Holanda pudiera darle la vuelta al resultado.

Tiempo muerto crucial

El parón surtió efecto y España, con una mínima marcha más, rompió la resurrección de su adversario (26-18). Aún así, los holandeses no se dieron por vencidos y lucharon hasta el final. Eso les permitió dar un último arreón que sirvió para mantener un mínimo de emoción dentro y fuera de la pista (29-25).

Todavía quedaban siete minutos para la conclusión, pero ya no hubo vuelta de hoja. Y eso que el seleccionador holandés no dio el choque por perdido ni a un minuto y 47 segundos. Pidió tiempo muerto con 32-27 y la recompensa fue el maquillaje del marcador definitivo.