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Un Octavio mermado y mal en el tiro se doblega ante el Antequera

Juan Villar

VIGO

24 oct 2009 . Actualizado a las 18:45 h.

El Octavio Pilotes Posada afrontaba el encuentro frente al Antequera muy mermado de efectivos, sobre todo en la posición de pivote, en la que Quique Domínguez solo pudo contar con uno de los tres jugadores que tiene en la plantilla para esa posición.

Estuvieron ausentes Gustavo Alonso, José Costa y Kobin. Precisamente, un pivote de los andaluces, Rafa Baena, un jugador con un físico de bisonte, fue la gran pesadilla de los vigueses con sus siete goles desde la línea de seis metros.

El Antequera llegaba como penúltimo de la tabla, pero tiene plantilla para no pasar apuros y llegaba después de quedarse a un trecho de tumbar al todopoderoso Barcelona en la jornada anterior.

Quique Domínguez tuvo que improvisar y situó a Cerillo como pivote en ataque. Los académicos ya empezaron el encuentro con problemas en sus acciones ofensivas, lo que sería tónica en casi todo el duelo, y desde el inicio fue el visitante el que puso por delante en el marcador.

El Octavio defendió bastante bien, sin embargo los laterales andaluces sacaron a relucir su brazo y entre Chelu Cid y Obradovic anotaron siete de los diez primeros goles del Antequera.

Las exclusiones terminaron de hacer mella en los vigueses y el rival lo aprovechó para abrir una máxima brecha de seis goles (7-13) que obligó a Domínguez a solicitar el primer tiempo muerto. Cambió a defensa 5-1 y la efectividad surgió por momentos con la aparición de Rudovic, muy irregular ayer. Un parcial de 4-1 permitió llegar con vida al descanso (12-15).

En la segunda mitad se sucedieron los aciertos y los errores a partes iguales. El Octavio no conseguía reducir la desventaja de tres y cuatro goles que el Antequera mantenía al no bajar su ritmo ni su intensidad.

Crevatín, excelente defensor, tuvo que actuar en ataque, donde estaba más perdido que una piraña en un bidé, y falló hasta cuatro disparos claros de seis metros, al estrellarlos en el meta rival. El Antequera no lo supo aprovechar y el Pilotes llegó vivo a la recta final. Con 20-23 a diez minutos del final Valero Rivera perdió la pelota en un contragolpe claro que podía suponer ponerse a dos puntos.

Lo enmendó poco después en otra contra que sí aprovechó y a cinco minutos del final los locales rebajaban esa barrera psicológica (23-25). Con Crevatín fuera por tres exclusiones la hazaña parecía complicada, pero una defensa presionante en mitad de la cancha desconcertó a los andaluces que fallaron varias ocasiones y el Octavio logró igualar. Con 27-28 Stefanovic falló un lanzamiento a un minuto del final y ahí se acabó el sueño.