Mientras que en España la corrupción en el fútbol no causa más efecto que el murmullo, otros países presencian severos castigos penales y deportivos para los implicados
09 ago 2010 . Actualizado a las 17:25 h.Cuando la corrupción amenaza con germinar en el fútbol, Europa aplica el bisturí allí donde España mira hacia otro lado. Al hilo de la supuesta compra de partidos por parte del Hércules con el objetivo de asegurarse su ascenso a la Liga de Primera División de este año, se recuerdan casos flagrantes por sus conversaciones grabadas (evidencias, sólidos motivos de investigación y sanción en otras latitudes), como el Athletic-Levante del año 2007 (Descarga y Romero, capitán y presidente del club mediterráneo) o el Tenerife-Málaga del 2008 (Jesuli y Badiola, futbolista del equipo tinerfeño y presidente del perjudicado Real Sociedad, respectivamente).
En España, el procedimiento en estos supuestos amaño de partidos se redujo a unas semanas de sobrecogimiento en los corazones de los implicados y aficionados de los clubes afectados. No hubo investigaciones minuciosas ni castigos ejemplares. Todo lo contrario de lo que sucedió en similares situaciones en otros países. Estos son solo algunos de los ejemplos.
ITALIA
El Calciopoli que no cesa. A principios de año, nuevas grabaciones telefónicas reabrieron el caso del amaño de los campeonatos italianos de los años 2005 y 2006. Con el Juventus y su director general Luciano Moggi a la cabeza, la red orientaba la designación de árbitros, amenazaba a futbolistas, entrenadores y directivos federativos. En su parte más novelesca, marginaba a los que no accedían a las extorsiones e incluso retocaba los resúmenes televisivos de los partidos. El Milan, Fiorentina, Lazio y Reggina estaban implicados. El Inter (que destapó la trama con sus denuncias) fue el último en irrumpir como sospechoso.
Los castigos fueron severos. El Juventus descendió a la Serie B (con una penalización de nueve puntos en el inicio de la Liga) y queda despojada de sus campeonatos de 2005 y 2006. El Fiorentina es penalizado con quince puntos, el Reggina con once, el Milan con ocho puntos, el Lazio con tres y el Siena con uno. Moggi y el administrador delegado del Juventus, Antonio Giraudo, fueron suspendido por cinco años; el delegado arbitral del Milan, Leonardo Meani, dos años y tres meses; el administrador delegado del Fiorentina, Sandro Mencucci, un año y cinco meses; su presidente, Andrea della Valle, un año; su hermano Diego, presidente de honor, ocho meses; el vicepresidente del Milan, Adriano Galliani, cinco meses; el presidente del Lazio, Claudio Lotito, cuatro meses; el árbitro Massimo de Santis, cuatro años; el presidente de la asociación de árbitros, Tuilio Lanese, un año; el designador arbitral, Pierluigi Pairetto, dos años y seis meses; el vicepresidente de la federación italiana, Innocenzo Mazzini, cinco años; y el presidente de la federación, Franco Carraro, fue multado con 80.000 euros.
Italia ya tenía experiencia: en 1980, dos comerciantes romanos desvelaron amaños en Primera y Segunda con el Milan, Lazio, Perugia, Bolonia, Avellino, Tarento y Palermo. Paolo Rossi fue suspendido dos años; Milan y Lazio, descendidos a Segunda y el resto, castigados con cinco puntos menos. Veinte futbolistas cumplieron suspensiones de entre tres meses y seis años.
PORTUGAL
Año 2004. De nuevo, unas escuchas telefónicas destapan un caso de corrupción y tráfico de influencias en el fútbol a todos los niveles. En esta ocasión, el soborno a los árbitros portugueses por parte del ex presidente del Boavista y de la Liga Portuguesa de Fútbol Profesional, Valentim Loureiro (también alcalde de Gondomar); del Gondomar, José Luis Oliveira, y el del Oporto (Jorge Nuno Pinto da Costa, finalmente absuelto). Además, estaba implicado el presidente del Consejo de Arbitraje de la federación portuguesa, José Antonio Pinto de Sousa. Los favores arbitrales, los votos, los permisos de construcción, las prostitutas y los documentos falsificados de documentos eran las monedas de cambio.
Loureiro fue sentenciado a tres años y dos meses de prisión. El Boavista fue descendido a Segunda y el Oporto, penalizado con seis puntos. La UEFA echó al equipo de la Champions, pero lo readmitió en segunda instancia. La Liga Portuguesa también inhabilitó a Pinto da Costa por dos años, al hijo de Loureiro (ex presidente del Boavista) a cuatro años y al presidente del Uniâo Leiría (penalizado con tres puntos), Joâo Bartolomeu, a uno. Veinticinco árbitros fueron suspendidos por períodos que iban desde los ocho meses a los nueve años. Pinto de Sousa fue condenado a dos años y tres meses de prisión y Oliveira a tres años. El caso salpicó a más de doscientos sospechosos, entre ellos, miembros de clubes de todas las categorías, representantes, empresarios, concejales y federativos.
FRANCIA
Bernard Tapie se tenía por el único presidente capaz de llevar a su Olympique de Marsella a lo más alto: campeón de Europa (lo fue en 1993). Pero será recordado porque fue el dirigente que lo sumió en la vergüenza de un descenso como castigo al soborno de jugadores del Valenciennes para asegurar aquella Liga francesa. Fue excluido de la Supercopa de Europa y de la Intercontinental. Tapie fue condenado a dos años de cárcel, los futbolistas comprados a un año, (Eydelie) y seis meses (Burruchaga y Robert). El diputado y alcalde de Bethune, Jacques Mellick, que encubrió a Tapie, fue sentenciado a un año de prisión condicional y dos de inhabilitación política.
BÉLGICA
La fiscalía federal belga pidió el procesamiento de miembros del Liersen, Bruselas y Sint-Truiden.
ALEMANIA
Aceptó sobornos en el 2004 y fue inhabilitado a perpetuidad y condenado a dos años y cinco meses de prisión
OTROS
Equipos descendidos, árbitros suspendidos, jugadores encarcelados, empresarios detenidos y elecciones forzadas en Perú, Turquía, Polonia, Ucrania y Croacia.