El Anaitasuna no encontró resistencia en el Teucro. El cuadro pamplonica se metió en la final de la fase de ascenso a Asobal después de arrollar a los pupilos de Modesto Augusto, que no se parecieron en nada al equipo que sorprendió a propios y extraños en la liga regular. El 25-41 lo dice todo.
La primera mitad fue desoladora. Los aficionados desplazados desde Pontevedra asistieron a un duro correctivo, y la emoción y el sueño de recuperar un sitio en la mejor liga de balonmano del mundo, empezó a esfumarse demasiado pronto.
El 5-9, que reflejaba el electrónico mediado el período inicial, forzó el tiempo muerto de Modesto Augusto, que intentó evitar la escapada prematura del conjunto pamplonica. El mayor problema del Teucro pasaba por el ataque. El equipo se empezó a desesperar por las paradas de Alejandro Sánchez, que estuvo soberbio, y las continuas y rápidas transiciones se convirtieron en el principio del fin.
El parón no surtió los efectos esperados y el Anaitasuna siguió con paso firme hacia la final contra el Huesca. El 9-15 empezaba a parecer irremontable. Y así fue. La desventaja creció un poco más al descanso (11-18).
Se rompe definitivamente
En la reanudación, más de lo mismo. La remontada se convirtió en una quimera a las primeras de cambio con otro parcial de 2-5 en contra, que terminó por decantar la suerte del encuentro (13-23). Los seguidores navarros, que llevaban festejando la victoria desde antes del intermedio, convirtieron el Municipal oscense en toda una fiesta.
Aún quedaban veinticinco minutos para la conclusión, pero el pescado estaba totalmente vendido. Y por si había alguna duda, el Anaitasuna le dio el golpe de gracia con la mitad del período por disputar (17-29). El resto sobró por completo.