Vaya por delante mi reconocimiento y admiración hacia cualquier deportista paralímpico que intenta superar sus límites físicos. Su ejemplo supone una magistral lección de pundonor para toda la sociedad y un patrimonio de incalculable valor. Pero, al margen de las justificaciones legales que permitan la participación de Oscar Pistorius en el próximo Campeonato del Mundo de Atletismo, sus prótesis de fibra de carbono benefician claramente al sudafricano frente al resto de los corredores, provocando una asimetría muy peligrosa en el deporte.
En cada uno de los apoyos del pie durante una carrera rápida se expresa el denominado ciclo estiramiento-acortamiento. Es decir, se produce, en primer lugar, una deformación o alargamiento muscular, antes de la fase de contracción que puede provocar, siempre y cuando el tiempo de contacto sea breve, una potencial energía elástica. Esta energía se acumula en los tejidos musculares y tendinosos y es determinante para optimizar el grado de impulsión en cada zancada.
La longitud de cada zancada y el número de zancadas en la unidad de tiempo (frecuencia) definen la velocidad de desplazamiento de cada atleta. Esta capacidad tan importante para los corredores de provocar energía elástica se puede mejorar a través de una metodología de entrenamiento muy específica y será determinante, junto a otras variables, en el rendimiento de los velocistas. Pero esta búsqueda de la energía elástica no le sale gratis al organismo, ya que necesita aportar un consumo energético determinado, que dependerá, a su vez, de diversas variables.
Pero las fibras de carbono utilizadas por Oscar Pistorius acumulan una gran cantidad de energía elástica en cada uno de los apoyos, lo que va a favorece su impulsión. Esto ya supone una ventaja enorme frente al resto de los atletas. Pero, por si fuera poco, encima las prótesis no consumen energía, salvo la mínima derivada de su transporte, lo que tendrá efectos en la producción del nivel de ácido láctico, que es otro de los factores que mediatizan el rendimiento deportivo, en especial en la carrera de los 400 metros.
Hay que reconocer la calidad natural que atesora este gran atleta, pero el uso de las prótesis supone para él una clara ventaja. ¿Se imaginan los tiempos que haría el sudafricano con apéndices rígidos? Probablemente no bajase de los 55 segundos.