El campo del Dorneda, de 91x51 metros, es la sensación de Tercera División
29 oct 2011 . Actualizado a las 11:43 h.«El Barça de Guardiola sufriría contra nosotros en nuestro campo». Esa es la carta de presentación de O Condús que da Carlos Brizzola, entrenador del Dorneda, equipo de moda de la Tercera División. «No digo que no nos fuese a ganar, pero sí que lo iba a pasar muy mal», añade el técnico hispanoargentino.
Porque el Eugenio Pardo Conchado es el terreno de juego más temido de la Liga. Sus 91 metros de largo y sus 51 de ancho (lo mínimo que marca el reglamento es 90 por 45) provocan pavor entre sus rivales. Pese a que el Dorneda partía como la cenicienta de la Liga por su origen humilde, allí ya han perdido el Pontevedra y el Vilalonga, y los que ganaron (As Pontes y Areas) sufrieron lo indecible. En una competición plagada de históricos del fútbol gallego (Racing, Pontevedra, Ourense...), una parroquia de Oleiros que supera por poco los tres mil habitantes ocupa la decimotercera posición, con once puntos, tres sobre la zona de descenso.
¿Cómo se juega aquí?
Aunque Carlos Brizzola cogió las riendas del Dorneda hace dos años, él ya conocía el peculiar campo de O Condús, sobrenombre con el que se le conoce. «Cuando entrenaba al Bergantiños iba a ver a aquel Dorneda de Pose. Jugaban a las doce del mediodía y me permitía poder seguirles. Desde fuera veía que era pequeño, pero no fue hasta que fiché aquí cuando me di realmente cuenta de todo. Tuve que cambiar mi forma de entrenar y adaptarme», confiesa.
«Porque estamos hablando de un campo muy pequeño, en el que sacar jugado el balón desde atrás es imposible. No puedes subir el balón con los laterales, ni hacer triangulaciones en la medular. El centro del campo tiene que ser de pelea... Hay que adaptarse», reconoce Brizzola, todo un experto en los banquillos del fútbol gallego, que vivió su momento álgido en aquel Atlético Arteixo de Segunda B.
Un partido en el campo del Dorneda es diferente a cualquier otro. Una falta en medio campo es una ocasión clara de gol y un saque de banda significa un balón al punto de penalti. «Algunos porteros, como Mario el del Ordes, nos han metido el balón en nuestra área con su saque», añade el técnico. «Todo esto implica una concentración máxima durante los noventa minutos. Un error se paga muy caro», destaca.
El gol maldito
Pero O Condús también es un campo abonado para las anécdotas. Allí el Dorneda ha visto cómo le anulaban tres goles al mismo jugador, al central Dani Gómez. Todos ellos en la misma jugada ensayada, pero los colegiados invalidaron por protestados fueras de juego. «Ahora mismo sería el pichichi del equipo, pero en las jugadas que entrenamos hay otros factores externos con los que no contábamos y estos no nos han favorecido», lamenta un Brizzola que también recuerda con una sonrisa en los labios la visita del Pontevedra. «Sus jugadores nos preguntaban si ese era el campo de entrenamiento».
El Dorneda es un equipo humilde, que hace seis temporadas militaba en el grupo de As Mariñas de la Tercera Autonómica. Firmó un ascenso meteórico, a campeonato por temporada hasta llegar a Preferente Autonómica, en donde estuvo tres años hasta dar el salto este verano a Tercera. Su verdadero campo es O Codesal, pero este lleva años en proyecto de reforma y mientras tanto disputan sus partidos en Oleiros, en el feudo del vecino, el Obrero.