El grupo de investigación arqueológica A Laxe da Irena de Pontecaldelas acaba de redescubrir en Cerdedo un petroglifo catalogado en su día como monumento y olvidado desde entonces por las administraciones. El grabado rupestre, conocido como A Laxa da Veiga do Chan, está situado en la parroquia cerdedense de Santa Mariña de Tomonde. Para localizarlo, los investigadores siguieron la pista que el intelectual Antonio Rodríguez Fraiz, cronista de Terra de Montes, dejó en su libro Santa Mariña de Tomonde . En la obra, Rodríguez Fraiz decía que en el Rueiro do Cachafal existía una laxe de dimensiones regulares, que sobresalía un metro sobre el nivel del terreno, de forma abombada y con numerosas insculturas. Los motivos grabados consistían, según el cronista, en círculos con cazoletas, una esvástica, un puñal argárico, un elemento cruciforme y otras figuras indeterminadas.
La rareza de puñales y esvásticas en los petroglifos animó al grupo de investigación a buscar el yacimiento, que fue localizado gracias a la colaboración de los vecinos. El petroglifo se encontraba en el interior de un cobertizo construido en una propiedad privada hace décadas, cuando la preocupación por el patrimonio estaba en mantillas. Una de las paredes de cierre del cobertizo se asienta directamente sobre la roca con grabados. El relleno con cemento efectuado para nivelar el suelo impide apreciar los motivos de la porción inferior de la laxe . Sólo son visibles un conjunto de cazoletas y restos de trazos indefinidos. Ni rastro de la esvástica ni del hipotético puñal argárico.
La relativa decepción de los investigadores quedó compensada por la empatía de los vecinos con el petroglifo. El hallazgo arqueológico trajo consigo sorpresas en el campo de la antropología cultural. Según recordaron los vecinos, esta laxe inclinada y solitaria en medio de los prados fue utilizada como rudimentario tobogán para los juegos infantiles, como asiento para las charlas de los mayores o como punto de reunión y descanso de los jóvenes al regreso de las romerías. Una cantiga popular se hace eco de ello: « No medio do Cachafal/ hai unha pedra redonda/ onde se sentan os mozos/ cando veñen de ronda ».