La Gala da Gastronomía de Galicia, que encuentra cada año un nuevo nombre en las retransmisiones de TVG, se llamó ayer Luar Gran Festa do Cocido. Y demostró que sigue siendo una actividad con tirón popular: aforo completo en el pabellón lalinense, con unas gradas donde el público juvenil volvió a demostrar que es el alma de la fiesta en que cada año se convierte el pabellón. Y tirón popular , porque los políticos del PP copaban las primeras filas: Xosé Crespo ejercía de anfitrión ante otros alcaldes de la zona como Jesús Otero, Ramiro Varela, David Raposeiras o el independiente Manuel Salgado, aunque de Rodeiro también acudieron los ex: Elíseo Diéguez y Manuel Lamazares. La presencia masiva del gobierno local contrastaba con la habitual ausencia de ediles lalinenses del BNG, a los que este año se sumó el PSOE. Lo que no fue óbice para ver al alcalde de Ourense, el también socialista Francisco Rodríguez, en primera fila. De fuera, poco más: el diputado provincial Juan José Durán, el lucense Iravedra, y el gerente del Xacobeo.
Presencia en Lalín: en televisión no hubo más tiempo para políticos, otrora habituales entregadores de premios, que algún plano entre el público. Crespo explicó que «os galardonados prefiren que llos entregue Bisbal» que el político de turno: tuvieron que esperar trece galas y un cambio en la Xunta para que pasara. Lamazares entregó el Álvaro Cunqueiro.
El seguimiento de la gala desde casa permitía oír con nitidez un sonido que sigue siendo una asignatura pendiente en el pabellón. Y evitar el fresco que, pese a la calefacción, se notaba en el recinto. En contraste, los telespectadores no vieron la profesionalidad de Gayoso para amenizar los cortes de publicidad, animar a las gradas y despertar la expectación recitando las actuaciones que vendrían. Las mayores ovaciones, para un Bisbal que llegó con tiempo justo para maquillarse y subir al escenario, y para D'Nash, más pendientes del baile que del play back. Lalín convirtió un año más su gala en una fiesta: en Deza no preocupa el share .