Hace diez meses que se constituyó el gobierno socialista de Silleda. Su mayoría minoritaria de seis concejales trasladaba el debate público a los encuentros y desencuentros con el BNG, que con su concejala le da o le quita la mayoría absoluta plenaria. Pero,esta semana se destaparon desajustes internos que vienen a abrir una profunda crisis de gobierno precisamente por la precariedad numérica del mismo.
Dos puntales del gobierno, Javier Cuíña y Ofelia Rey, plantearon la pasada semana a la alcaldesa su renuncia a estar en la junta de gobierno local. Esta mañana se celebra la reunión de gobierno y, aunque algunas fuentes no cerraban completamente la salida de Ofelia Rey, ambos pueden quedar fuera. Los argumentos para abandonar la comisión son escuetos: Motivos personales. La renuncia en sí y la falta de argumentos de razones reales mantiene ya vivo el debate y su profunda trascendencia. Se repasa la historia y se mira al futuro, que apunta incógnitas.
Javier Cuíña es el número 3 de la lista y encabezaba a los independientes cuando se produjo la fusión con el PSOE de Gerardo Lázara. Cuíña es concejal de Xuventude, Deporte e Sanidade. A Ofelia Rey también se le sitúa en el gobierno desde el apoyo de los independientes y con Cuíña son los dos concejales independientes del gobierno al haberse afiliado al PSOE los demás que no eran militantes socialistas, entre ellos la alcaldesa, Paula Fernández. Rey es cuarta en la lista y fue situada como segunda teniente de alcaldesa en el gobierno. Es edil de Industria, Comercio e Facenda. Sea por no venderse bien o por no tener mucho territorio para trabajo ambos parecen los dos ediles menos mediáticos. En el haber de Rey está la puesta en marcha de la auditoría y en el de Cuíña abrir la oferta deportiva.
El cuadro de socialistas e independientes marca una primera hipótesis de discrepancias que alimentan algunas fuentes situando líneas políticas (de miradas a la izquierda y a la derecha), distintas, que propician alineamientos más o menos nítidos con la alcaldesa. Otros apuntan en otra dirección y disparan dardos políticos contra Gerardo Lázara, quien sería persona de discordia pero a su vez uña y carne en la gestión con la alcaldesa.
Horas contadas
De consumarse el abandono de ambos de la comisión entraría Gerardo Lázara en la próxima y se quedaría en precario con cuatro cargos pero con quórum suficiente. El problema de fondo apunta hacia los plenos.
Cualquier ausencia de un concejal supone estar en minoría. La situación se presenta delicada porque nadie cree que sean motivos personales a secas y si son políticos o de enfoque de gestión puede acabar con la oposición del PP gobernando los plenos y en un futuro haciendo incapaz al gobierno de resistir. Si la gestión de la crisis no se hace bien y la crisis llegase a desencuentro total, el gobierno tendría la horas contadas.