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Un recorrido por la riqueza monástica de Deza y Tabeirós

DEZA

Las comarcas atesoran ejemplos relevantes de cenobios que son recogidos en un recinte estudio

05 oct 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Unos se conservan, otros desaparecieron hace décadas o siglos. Pero Deza y Tabeirós-Terra de Montes puede presumir de una relevante riqueza arquitectónica si de monasterios medievales hablamos. Así lo atestigua un nuevo estudio sobre la presencia monástica en Galicia, entre 1100 y 1500, realizado por Francisco Javier Pérez Rodríguez, profesor de Historia Medieval de la Universidade de Vigo. Una obra publicada recientemente por la Deputación de Ourense y la Fundación Caixa Galicia, donde podemos recorrer ese pasado de cenobios de las comarcas.

Un recorrido por las páginas del libro nos lleva, en primer lugar, al monasterio de San Salvador de Camanzo, en Vila de Cruces. A finales del siglo XV será uno de los cenobios que el arzobispo de Santiago, Alonso de Fonseca, pretenderá salvar de la reforma para que sus bienes permanezcan ligados a la mitra jacobea, pero no lo logró, pasando en 1495 ya está en mano de los frailes de Pinario. El autor destaca la relevancia de uno de los polos de atracción turística con que cuenta Silleda, el Mosteiro de San Lourenzo de Carboeiro. Apunta que posiblemente su historia se pueda remontar al siglo VIII, con posteriores restauraciones. Un cenobio de gran riqueza en Galicia aunque sin alcanzar la primera fila de Samos, Oseira o Celanova.

La iglesia de Ansemil

Sin dejar las tierras silledenses, San Pedro de Ansemil es otra de las referencias de la publicación, de la que se conserva la iglesia. A finales del siglo XV Ansemil entró en franca decadencia como cenobio. Se conserva una capilla fundada en el siglo XIV por Diego Gómez de Deza, una singular construcción del románico tardío gallego. Ya en Tabeirós, está San Xurxo de Codeseda. Existe poca documentación pero se sabe que fue uno de los cenobios que sufrió la reforma dirigida por el arzobispo Lope de Mendoza en la Diócesis de Santiago.

En Agolada se encontraba el convento de Santo André de Órrea. Fue uno de los monasterios anexionados a San Paio de Antealtares por una bula pontificia en 1504.

Del que sí se conserva más documentación y una hermosa iglesia, uno de los ejemplos más destacados del románico, es del cenobio de San Pedro de Vilanova, en Dozón.

También alude el autor de la obra recientemente publicada a un cenobio que ya no contaba como comunidad eclesiástica en el siglo XII. Se trata de San Salvador de Toiriz, en Vila de Cruces. Junto a otros tres en Galicia, sus bienes fueron cedidos a Santa María de Sobrado a lo largo de los siglos XII y XIII por sus herederos.