La riqueza monumental de Deza y Tabeirós-Terra de Montes tiene protagonismo en la obra de Ángel del Castillo, reeditada por la Fundación Pedro Barrié de la Maza
12 oct 2008 . Actualizado a las 02:00 h.El primer intento de catalogación del patrimonio arqueológico y artístico de Galicia veía la luz en forma de libro en 1972. Inventario de la riqueza monumental y artística de Galicia, de Ángel del Castillo, acaba de ver la luz en su segunda reedición por parte de la Fundación Pedro Barrié de la Maza, en la que está considerada como una de las obras de mayor valor histórico y etnográfico sobre la comunidad gallega. Una publicación cuyo repaso nos permite también acercarnos de forma sencilla y didáctica al conocimiento de muchos de los lugares con mayor relevancia artística de Deza y Tabeirós-Terra de Montes.
A través de los centenares de páginas y, por riguroso orden alfabético, la obra recientemente reeditada nos lleva en primer lugar a Aciveiro, en Forcarei. El autor repasa la arquitectura de la iglesia de Santa María y del propio monasterio cisterciense, hoy una hospedería rural. Ancorados (A Estrada) y sus dos templos, el de San Pedro y el de Santo Tomé, son el siguiente destino. Del primero resalta los «interesantes restos románicos» en una iglesia «de una nave y ábside pentagonal». Califica Del Castillo a la de Santo Tomé de «ejemplar románico curioso, de la segunda mitad del siglo XII, tal vez de los últimos años de dicho siglo».
Protagonismo del románico
El siguiente destino en ese periplo artístico y monumental a través del inventario de este erudito coruñés nos llevaría a Ansemil (Silleda) y su iglesia parroquial de San Pedro, románica: «Se tiene a dicha iglesia por restos de un monasterio antiquísimo, que data, cuando menos, del siglo IX o X, dúplice en su origen», además de la de Santiago, que también conserva restos del románico. Y sigue con otro templo, el de Santa Mariña en Barcala (A Estrada), que conserva restos románicos. Y sin dejar este municipio nos vamos a la fortaleza medieval de Barreira, en Rioboo, de la que se conservan algunos restos. En Agolada nos acerca a Borraxeiros, con su iglesia románica o los restos de su fortaleza medieval.
Los templos tienen principal protagonismo en este inventario. Así acudimos a Camanzo, en Vila de Cruces, con su iglesia románica de San Salvador, donde hubo un monasterio benedictino. Y sin dejar el estilo ni la letra C, Carboeiro centra el interés del autor. El monasterio y templo silledense copa varias páginas de la publicación, repasando su relevancia hace siglos y su belleza arquitectónica, y «por eso es de sentir la ruina de tan hermosísimo monumento», escribía Del Castillo en 1972. Hoy se está recuperándose ese patrimonio.
Pazos y fortaleza medieval
En Carboentes (Rodeiro) habla de restos de un antiguo baldaquino de piedra y en Cira (Silleda) de los vestigios de la fortaleza medieval. Del templo de San Xurxo en Codeseda (A Estrada) resalta la belleza de su ábside románico, «uno de los más hermosos y completos de Galicia dentro de su planta y estructura». Ya en la D, el Pazo de Des, en Soutolongo (Lalín), merece una referencia a su fachada neoclásica, al igual que menciona los de Donfreán y Donsión, también en tierras lalinenses. La iglesia de San Martín, en Dornelas (Silleda) prosigue el repaso al románico religioso.
La iglesia románica de Goiás (Lalín) o la de Guillar (Rodeiro), con su cruz de altar del siglo XIII previsiblemente de Limoges, también aparecen relacionados, junto a la de Lalín de Arriba, aludiendo además a la cercanía de petroglifos, monumentos megalíticos y castros en este municipio dezano. Tampoco falta una referencia a Loimil (A Estrada), con su templo románico en honor a Santa María, o el de Losón (Lalín) o la de Manduas (Silleda), a San Tirso y la de Matalobos (A Estrada), a Santa Eulalia y con un ara romana mutilada.
El pazo de Pardiñas, en Noceda (Lalín), junto al de Oca (A Estrada) prosiguen la relación, dedicando un apartado significativo a este antiguo palacio señorial y sus jardines, además de la iglesia parroquial. Sin dejar las tierras estradense y también con la O como protagonista, Orazo y su templo de San Pedro, con algunos restos románicos, y la de Ouzande, reedificada en 1781. No falta tampoco una referencia a los restos de un baldaquino de piedra en la iglesia de Palmou (Lalín).