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Un Balonmán Lalín sin identidad entregó el liderato al Porriño

Lorena García Calvo
Lorena García Calvo LALÍN/LA VOZ.

LALÍN

17 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El Embutidos Lalinense Balonmán Lalín sufrió ayer su primera derrota de la temporada, y lo hizo de la forma más amarga: perdiendo en el último segundo de partido, tras dar al traste con un balón para ganar, y entregando el liderato al Porriño. El 30-31 que el Porriño se llevó a casa fue justo, puesto que el cuadro visitante hizo más méritos que el conjunto local para adjudicarse el triunfo. Y es que ayer el Lalín no tuvo el día. Los rojinegros fueron apenas una sombra de lo que mostraron en partidos anteriores, y esa falta de identidad le costó los dos puntos amén de un liderato que, no por anecdótico, resultaba menos apetecible.

El Embutidos Lalinense salió a la pista sabiendo la teoría, pero sin encontrar la fórmula para ponerla en práctica. El Porriño, que no está de líder por casualidad, salió más enchufado y trabajador, y no tardó en cogerle la aguja de marear a un Lalín sin defensa. Los locales no conseguían detener el empuje del Porriño, que cada vez que se aproximaba a la meta de Carlos Durán y Pablo (segunda parte) la fusilaba. Mientras, el Lalín se iba dejando balones en ataque e incluso a mitad de pista, puesto que ayer las pérdidas de balón condicionaron, y mucho a los lalinenses, a los que no les salía nada. En el minuto 22 el cuadro local ya perdía de 6 goles, y al descanso se fue cinco abajo, (12-17).

Segunda mitad

A sabiendas de que las cosas no son como empiezan, sino como acaban, y que el Lalín cuando aprieta puede dar la vuelta al partido, el Porriño no se confió en el segundo tiempo, e hizo bien. Una defensa más ajustada, sumada a algunas contras bien llevadas por los locales metieron al Embutidos en el partido. Incluso jugando con un hombre menos dos minutos, los locales fueron recortando al Porriño y al borde del minuto 12 Josiño levantaba de sus asientos a los aficionados al subir el 22-22. Poco duró la alegría porque tres balones perdidos dieron de nuevo alas al Porriño, que se ponía 22-25. Viéndose capaz de recuperar el marcador, los de Alberto Miguélez volvieron a la carga, y esta vez era Gustavo el que ponía el 27-27. Llegaría el 29-28 de Porto, seguido de empate visitante, y de nuevo el 30-29 de Pincho. Comenzaba ahí el calvario: el Porriño, a falta de 34 segundos, conseguía empatar el partido, pero el Lalín tenía la posesión, asi que el técnico les llamó a filas para dar las instrucciones de la jugada que podía dar los dos puntos. De nuevo, la teoría se sabía, pero se erró en la práctica, al dejar escapar el balón fuera de la pista. El Porriño, que había trabajado la victoria desde el minuto uno, con 13 segundos de margen, no erró en su jugada, y David Amor, con el tiempo casi al límite, infligía al Embutidos Lalinense su primera, y dolorosa, derrota de la Liga.