El legado gráfico y etnográfico de Virxilio Viéitez no ha dejado de crecer desde que Keta, hija del modesto fotógrafo de Soutelo de Montes, tuvo la intuición de que el trabajo de su padre tenía un valor universal que trascendería los límites de la comarca. Fue ella la que se empeñó hace trece años en montar una exposición en el pueblo sobre su obra, y en seguida llegaron los creadores de la Fotobienal de Vigo, Sendón y Suárez Canal, para darle un empujón que llevó al autor ya en su senectud, a ser resituado entre los grandes maestros de la fotografía internacional.
Pero aunque Viéitez murió viendo como el mundo reconocía su labor, aún quedaba mucho por descubrir. Así, dos años después de su muerte, el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo en coproducción con la Fundación Telefónica, presenta en Vigo una exposición que exhibe cerca de trescientas fotografías, más de la mitad inéditas, rescatadas de entre más de 50.000 negativos datados entre 1953 y 1980 en una selección comisariada por la italiana Enrica Viganò, especialista en fotografía. Entre el material que se exhibe en la muestra inaugurada ayer en el Marco hay desde los primeros retratos de estudio según dictaban las costumbres de la época, a los que él ambientaba al aire libre para no aburrirse; reportajes de ceremonias, fotos de tamaño carné para el DNI de todos los vecinos de la comarca, retratos para enviar a los familiares emigrados y escenas de la vida cotidiana que hoy ofrecen en conjunto un excelente testimonio como memoria de una época.
Color y «vintage»
Entre el material hay fotografías en color y vintage de su archivo personal. La exposición se completa con una sala biográfica y la proyección del documental Virxilio Viéitez. Más allá del oficio , realizado por José Luis López Linares en 2005, con entrevistas a Virxilio y a su hija Keta Viéitez. El director del Marco, Iñaki Martínez, la señaló a ella como la mejor conocedora de la obra de su padre, y en nombre de todos lo que han trabajado en el arduo proceso de selección, le agradeció su generosidad por haber abierto las puertas de su archivo y por contarles la intrahistoria de muchas de las fotos. En Vigo se pueden ver hasta el 24 de abril, y en otoño del 2011 viajarán a la Fundación Telefónica en Madrid.