Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

Dos cerdos siameses mueren al poco de nacer en Silleda

lalín / lA voz

SILLEDA

17 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La naturaleza da sobresaltos cada cierto tiempo a la cotidianeidad de la vida del ganadero (y de la vida en general). No es muy habitual pero atemporalmente aparecen como en este caso alteraciones genéticas con resultados de carácter extraordinario.

En una granja de porcino de Silleda, una cerda parió diecisiete lechones y uno de ellos en realidad eran dos, siameses, que compartían una cabeza única en su parte delantera y que se va configurando como dos animales de modo que ya muestran las cuatro orejas. Comparten el cuello y el cuerpo hasta la mitad, pero mostrando ya las patas delanteras. El resto de sus cuerpos están separados y con una configuración normal.

Esta incidencia genética sorprendió al ganadero silledense, que prefiere permanecer al margen, cuando fue a la granja por la mañana a finales de la pasada semana. Según señaló, encontró entre la camada a los dos animales (en realidad son dos cerditas) siameses, ya muertos, estimando que pudieron morir al nacer o muy poco tiempo después.

Aunque abortos o algún animal con malformación es más habitual que aparezca en las granjas de porcino, casos como éste son extraordinarios. El hecho de que apareciesen muertos llevó al ganadero a desestimar llamar al veterinario y a asumir el hecho con total discreción de modo que ni lo contó a los vecinos para evitar generar flujo de visitas.

Antecedente hace diez años

En una treintena de años no recuerda el ganadero silledense un caso semejante en la explotación. No obstante, aunque son escasos si hay antecedentes.

Hace ya casi once años, en el año 2000, un ganadero de Forcarei registró en su explotación un caso similar que había publicado La Voz. Entonces los dos lechones siameses estaban unidos por el abdomen compartiendo varios órganos lo que imposibilitaba su supervivencia. En aquel caso había una variable especial. Los cerditos vivieron unas diez horas y en ese tiempo el ganadero llego a cogerles un enorme cariño y había señalado que eran «listísimos e espabilados». Ya entonces el ganadero y fuentes de la Asociación de Defensa Sanitaria de Porcino de Silleda habían señalado desconocer la existencia casos similares en otras explotaciones y en muchos años atrás.