Hoy por hoy, al petróleo todavía le cabe el honor de ser considerado el recurso energético más importante de la humanidad. Los científicos dicen que lo será por muchos años. Pero saben que tiene fecha de caducidad. El 40% de la energía que se consume en el mundo procede de este recurso de carácter natural y no renovable. La Corporación de Reservas Estratégicas de productos petrolíferos (CORES) mantiene que España consume más de 75 millones de toneladas al año en productos petrolíferos. El aumento anual ronda ya el 4,5%.
La escasez del recurso tiene consecuencias económicas palpables. Cada vez que sube el precio del petróleo (situado ahora en máximos históricos) la inflación se dispara y, arrastrados por ella, también los tipos de interés.
Los países dependientes de esta fuente de energía han comenzado hace años una carrera insaciable por la búsqueda de alternativas. Se trata de obtener fuentes más baratas, no contaminantes, que se puedan producir en cualquier país y que, además, sean renovables. La cuenta atrás ha comenzado. Pese a que no existen resultados definitivos, parecen estar a la vuelta de la esquina.
Tras décadas de estudios, los expertos han apuntado hacia el hidrógeno como un posible sustituto del combustible petrolífero. Pero su procedimiento de obtención resulta todavía demasiado caro y se presume que habrán de pasar décadas para que esta fuente destrone al rey negro. La Universidad de Vigo investiga desde hace años la fabricación de pilas de hidrógeno. Hasta ahora, los resultados avalan la teoría de que, o se abarata el procedimiento, o la alternativa resultará poco fiable.
La otra gran apuesta son los biocarburantes, más probada y ya regulada en medio mundo. El plan de energías renovables del Gobierno, aprobado en agosto del 2006, establece un objetivo de consumo de biocarburantes del 5,75% en el año 2010, y del 10% en el 2015. No es sólo una voluntad de la Administración española. También es un mandato de la Comisión Europea, en su directiva 2003/30. Para cumplirlo, será necesario multiplicar por 13 en sólo cuatro años los actuales niveles de consumo.
Bioetanol y biodiésel
Galicia tiene en marcha proyectos para llegar a producir cerca de un millón de toneladas de biocarburantes, entre plantas de biodiésel y de bioetanol (nueve en total). La inversión rondará los 250 millones de euros y convertirá a la región en la primera productora nacional. Ahora mismo, las únicas 12 plantas de biodiésel están localizadas en Tarragona, Navarra, Álava, Sevilla, Ciudad Real, Barcelona, Toledo, Asturias (2), Mallorca, Madrid y Cuenca. En conjunto, facturan 244.000 toneladas. En sólo dos años, la producción se multiplicará por diez.
La cara oculta de los biocarburantes es su procedencia, cereales oleaginosos que compiten con los cultivos alimenticios y pueden acabar disparando el precio del abastecimiento humano. Sólo el cumplimiento de los objetivos fijados por la Unión Europea hasta el 2010 requerirán la utilización de 59 millones de toneladas de cereales, fundamentalmente de trigo blando, maíz y cebada, lo que representará de manera global el 19% del consumo previsto de cereales para ese año.
Sea con hidrógeno o con biocarburantes, la encrucijada del petróleo deberá despejarse antes del año 2090. Para entonces, según rezan los expertos, las reservas podrían encontrarse ya en una situación límite.