Tras la polémica con Italia por las cifras de riqueza por habitante, Zapatero augura que España superará también a Francia cuando acabe la próxima legislatura
15 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.La Oficina Estadística de la Comisión Europea (Eurostat) le dio una alegría al Gobierno español las Navidades pasadas. A menos de tres meses de las elecciones, confirmó que España, en el 2006 y por primera vez desde su incorporación a la UE, había superado la renta media de Italia, situándose en el puesto número 13 del ránking de los países más ricos de los Veintisiete. El anuncio provocó una airada respuesta del primer ministro italiano, Romano Prodi, quien negó validez al método que usa Bruselas para calcular la riqueza de los socios de la UE, olvidando, curiosamente, que siempre había defendido ese instrumento cuando ocupaba la Presidencia de la Comisión.
Aun a riesgo de reeditar la polémica con un nuevo rival, el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, declaró ayer en una entrevista que, tras dar caza a Italia, se propone ahora superar a Francia en renta media per cápita. ¿Existen posibilidades reales de que se cumpla el augurio o es que el presidente ha empezado ya a repartir caramelos a las puertas de los colegios electorales?
Nueve puntos
Según los datos que maneja Eurostat, los mismos que situaron a Italia por debajo de España, las rentas de franceses y españoles se han ido acercando a un ritmo constante en los últimos tiempos. En 1997 Francia estaba en el 115% de la media europea, y España en el 93,7%. Las separaban más de 21 puntos que veinte años después son poco más de nueve: el PIB por habitante español está hoy en el 102% de la media, y el francés en el 111%. Y dado que Bruselas estima que la economía española seguirá creciendo más rápido que la francesa, y que las cifras de población de ambos países se incrementarán a ritmos no muy diferentes, no parece errado pensar que la previsión de Zapatero puede cumplirse en el horizonte del año 2012, cuando, gobierne quien gobierne, finalice la próxima legislatura.
En cualquier caso, nadie debería caer en el chovinismo de pensar que los españoles llevan camino de tener en pocos años más dinero en el bolsillo que los franceses. Porque si bien es cierto que el PIB per cápita es el mejor instrumento para medir la riqueza global de un país -es el resultado de dividir el valor de su producción anual por el número de habitantes-, no es ni mucho menos una foto fija de los ingresos reales de los ciudadanos y sus familias. Por eso no puede equipararse a calidad de vida, ni confundirse con el nivel salarial, ni compararse con las condiciones sociales reales de la población.
Sueldos
Un ejemplo: el sueldo mínimo en España -666 euros al mes- ha crecido un 60% en los últimos ocho años, pero sigue siendo casi la mitad que el de Francia, donde no existen trabajadores mileuristas (las empresas no pueden pagarles menos de 1.240 euros mensuales). Algo parecido sucede con el sueldo medio en la industria y los servicios, que supera los 29.000 euros brutos anuales en Francia y apenas alcanza los 21.000 en España. El resultado es que el país vecino padece desigualdades mucho menos acusadas que España: según Eurostat, el 20% de los franceses más ricos ganan cuatro veces más que el 20% de los más pobres. En España la diferencia es de 5,4 veces.
Claro que todas esas cifras están calculadas en dinero real, no en unidades de poder de compra, que eliminan las diferencias de capacidad adquisitiva en cada país y que Eurostat utiliza desde hace años para poder comparar la renta media de los europeos. La divisa ficticia tiene en cuenta, por ejemplo, que el encarecimiento de los precios al consumidor ha superado con creces en España el 3% anual desde el 2004, cuando en Francia no ha llegado al 2%.