El cierre de múltiples oficinas de compraventa inmobiliaria ha llevado a muchos profesionales a cambiarse de sector. Y desde la tranquilidad que da ver los toros nuevamente desde la barrera, algunos de ellos admiten ahora los «excesos» y comprenden que se hayan acabado, «porque el mercado no los puede asumir por más tiempo».
Quien así se expresa es S.?P.?G., antigua propietaria de una inmobiliaria en pleno centro de Vigo que arrojó la toalla en noviembre del 2007. Ahora reconoce que llegaban a pedir «entre 60.000 y 90.000 euros sobre el precio real de los pisos porque la gente pagaba casi lo que fuese. Eso se acabó, porque no era normal. El mercado ya no lo soporta y la desaceleración económica ha terminado por abrirles los ojos a todas las partes implicadas».
«Ya no había negocio»
En Santiago, José González, ex vendedor de pisos en una agencia de las afueras que cerró sus puertas hace mes y medio, lamenta la «caída espectacular» que ha sufrido el sector. «No había manera de sobrevivir porque había días en los que no hacías ni una sola gestión por falta de clientes».
En otros casos, los cierres respondieron a situaciones casi personales. Es el ejemplo que relata Montse, ex propietaria de la Agencia Remax, en la céntrica calle viguesa de Urzaiz. «En mi caso -dice-, cerré porque tenía otra agencia en el Bierzo y quien la regentaba no aguantó el nivel de negocio. Yo tuve que decidir entre seguir en Vigo o marcharme al Bierzo, donde llevaba ya años siendo líder y donde no podía permitirse rebajar el nivel».
El presidente de la Confederación de Agencias de la Propiedad Inmobiliaria, Germán Navarro, explica que el rosario de cierres de oficinas «no ha terminado y todavía será más espectacular en el año 2008 si la situación económica no se corrige».