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El cierre en Vigo de otras dos firmas del automóvil amenaza a 250 familias

ECONOMÍA

17 dic 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

No hay torniquete capaz de frenar la sangría de empleo que, desde el pasado mes de octubre, arrastra la industria gallega de componentes del automóvil. A la pérdida de más de 3.000 puestos de trabajo eventuales (cifra estimada por los sindicatos, ya que no existe base de datos oficial) hay que empezar a sumar ya la extinción de contratos derivada de los procesos de deslocalización.

Primero fue Draka Cables -que cerró en noviembre, con un saldo de cien despidos-. Ahora, otras 250 familias de Vigo viven en vilo sin saber si a la vuelta de las vacaciones de Navidad seguirá entrando en casa la nómina de todos los meses.

Tanta incertidumbre ha acabado por exaltar los ánimos. Los 92 trabajadores de Cableados Auto (la antigua Valeo) componen uno de los colectivos afectados. Ayer hicieron huelga y salieron en manifestación, caminando a paso lento por la autovía de O Porriño, lo que provocó un importante colapso de la circulación. El motivo de la protesta es que están hartos: «El pasado viernes, un abogado de la empresa se presentó en la casa de la presidenta del comité para anunciarle un un expediente de regulación de empleo, por extinción de contratos, para los 92 empleados», explicaba ayer un representante sindical.

ERE de extinción

Formalismos al margen -los trabajadores no salen de su asombro por el procedimiento utilizado para informar del ERE-, la plantilla se ha declarado en rebeldía contra una medida para la que no encuentran justificación. Y es que Cableados Auto es una empresa creada el pasado mes de julio, a raíz de la deslocalización de Valeo, con 92 trabajadores de la multinacional extinguida, en la que la Xunta participa con un 10% (a través de la sociedad pública Xesgalicia). El comité explica que, si bien es cierto que la carga de trabajo para el modelo C4 Picasso de Citroën se termina a finales de diciembre, la empresa tiene un plan de viabilidad para fabricar reciclado de plástico en el 2009.

Con la huelga de ayer, los trabajadores volvían a reclamar que se presente un plan industrial que garantice el futuro de la planta, con el que se evitaría el ERE de rescisión de todos los contratos y el cierre definitivo de la factoría.

Encierro en Prevent

El otro colectivo movilizado ayer fue el integrado por los 160 trabajadores de Prevent. El consejo de administración de la multinacional eslovena acaba de avanzar su intención de consumar la deslocalización de su fábrica de Mos a Marruecos, el 31 de enero del 2009.

La situación en la planta es crítica. El propio director de Prevent Vigo ha presentado su dimisión como consejero delegado de la firma, y los trabajadores siguen sin tener noticias de primera mano. «Aquí no ha venido nadie a dar la cara», dice la portavoz sindical Leila Piñeiro.

Tras el fracaso de su primera peregrinación a Compostela para ser recibidos por el conselleiro de Industria, ayer el comité de empresa mantuvo una reunión con responsables de ese departamento, en la que obtuvieron el compromiso de la Administración gallega de que no aceptarán ningún ERE que no haya sido consensuado previamente con los trabajadores.

La plantilla de Prevent -que a día de hoy solo tiene la certeza de que cobrará la paga extra de Navidad- sabe que el cierre de la fábrica es inminente. Para dejar constancia de su malestar y reclamar soluciones, los empleados iniciarán hoy un encierro indefinido.