El suelo gratis en el país luso supone un ahorro medio por planta de 20 millones en relación al área de Vigo
30 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.La red de proveedores de la planta de PSA Peugeot-Citroën de Vigo se extiende cada vez más por Portugal a lo largo de una decena de polígonos asentados en el eje atlántico. Ya son cerca de una treintena las industrias de componentes que están asentadas o a punto de echar a rodar en el país vecino para servir a la planta gallega, a quien pasan una factura anual de cerca de 220 millones de euros.
Las facilidades que ofrecen las áreas industriales portuguesas y las dificultades y falta de atractivo que transmite Galicia al nuevo inversor explican que cada vez más proveedores se asienten en el país vecino, en donde, además de numerosos polígonos con parcelas y superficie disponible a precio irrisorio, o incluso gratis, las empresas disfrutan de ventajosas condiciones fiscales y se ven favorecidas porque la mano de obra resulta hasta un 30% más barata.
La evolución del ritmo de captación de proveedores de Citroën por parte de Portugal es directamente proporcional a la debilitación de la inversión extranjera del sector en Galicia. Un ejemplo: en el 2005 el número de auxiliares de Citroën asentadas en el norte luso se reducía a 10. Hoy ya hay 24 a pleno rendimiento y cuatro en construcción en Valença. Pero tal vez lo más significativo sea que desde el año 2006 (año de instalación de las multinacionales Benteler Ibérica y Denso) la automoción gallega ha dejado de atraer inversión extranjera hasta tal punto que, en el año 2008 y lo que va del 2009 no costa ni un solo euro de entrada en el registro del Ministerio de Industria. Gestamp, Delphimetal, Antolín, Hutchinson, Faurecia, Simoldes, Yazaki o Dayco-Ensa tuvieron claro que la distancia entre sus fábricas y el cliente (Citroën) supondría un coste, pero el importe siempre sería inferior a la inversión en suelo que requeriría instalarse cerca de la fábrica de coches, en caso de que hubiera suelo.
200 euros frente a ocho
Los datos que aporta el sector no dejan lugar a dudas sobre la diferencia de rentabilidad que ofrece una misma inversión hecha al uno y otro lado de la frontera. «El metro cuadrado de suelo industrial en el área de Vigo se está pagando a 200 euros, mientras que en Portugal te lo ofrecen a 8 euros o cantidades insignificantes a cambio de que garantices empleo en la zona», explica un empresario del sector. La misma fuente nos invita a hacer el cálculo: «Un empresario que lleve su inversión a Portugal, en una parcela de 100.000 metros cuadrados se ahorra 20 millones de euros, que puede destinar a maquinaria o personal», asegura. Otra de las ventajas que ofrece el país vecino, según reconocen los propios empresarios gallegos del sector, es que la oferta de suelo es lo suficientemente amplia como para permitir la expansión de las empresas sin necesidad de desembolsar fuertes inversiones, algo que en Galicia es impensable. «Cuando una multinacional se implanta en un sitio lo hace pensando en amortizar el gasto lo antes posible y se guarda terreno para seguir creciendo. Eso aquí es imposible, entramos con calzador y eso genera incertidumbre», afirma el experto en el sector.
Según los datos que maneja la Confederación de Empresarios de la Provincia de Pontevedra, en la actualidad ya hay más de 70 industrias instaladas en el norte de Portugal que funcionan, fundamentalmente, para abastecer el mercado industrial del área metropolitana viguesa.
80 auxiliares en Galicia
La mayoría de estas firmas ubicadas en suelo luso están vinculadas a la industria del gallega de componentes del automóvil. Las 25 que están operativas y los cuatro nuevos proyectos en construcción suponen casi el 27% de la red de proveedores instalados en la región lusogalaica, ya que la comunidad gallega concentra a 80 auxiliares de Citroën. Son las integradas en Ceaga, el Clúster de Empresas de Automoción de Galicia.
Además de la pérdida de nuevas implantaciones o del desvío de firmas a Portugal, la falta de atractivo para el inversor extranjero ligado al fenómeno de la deslocalización ya le ha costado al sector la pérdida de cuatro multinacionales en el último año. Se trata de Valeo, Draka Cables, Prevent y ahora Treves (auxiliares de cableado y textil), que han optados por desmantelar sus naves y llevarse la producción a países más rentables, como Marruecos.