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Feijoo ultima su decisión sobre las cajas, que podría cerrar esta semana

ECONOMÍA

El Banco de España exige que las entidades adopten una decisión sobre su futuro con la máxima urgencia

26 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Si las cajas de ahorros gallegas cotizasen en Bolsa, el valor de sus acciones habría comenzado a dispararse previendo una decisión inminente del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, sobre su futuro. La podría adoptar esta misma semana, una vez que ya dispone de toda la información por parte del Banco de España sobre la situación de las dos entidades.

Distintas fuentes no descartaban ayer que el presidente de la Xunta la dé a conocer durante su comparecencia en el Parlamento, que está prevista para el miércoles. ¿Cuál será su decisión? Tras tener toda la información del Banco de España, prácticamente se da por descartada la alianza de cada una de las cajas gallegas con otras de fuera del territorio por medio del conocido como sistema institucional de protección (SIP), a través del cual las cajas solo podrían acceder al los fondos del FROB si en un plazo de dos años se fusionasen. En ese caso, las cajas de ahorros perderían su «gobernabilidad desde Galicia».

Se desconoce hasta ahora cuál será la decisión del presidente de la Xunta, pero, si volviésemos al ejemplo de la Bolsa, los inversores estarían apostando, con un 90% de posibilidades, por una fusión entre Caixa Galicia y Caixanova. El 10% de posibilidades restantes serían para un escenario en el que cada una de las cajas asumiría su camino. La fusión sería aprobada tanto por el Ministerio de Economía como por el Banco de España, que todavía habría visto mejor que Caixa Galicia se fusionase con Caja Madrid y Caixanova con otra institución. ¿Por qué? Porque ambas entidades habrían saltado así un escalón del mapa financiero que ha dibujado la institución que gobierna Fernández Ordóñez, y que pasa porque a medio plazo en España haya solo cinco o seis cajas de ahorros.

Ordóñez no está preocupado por la territorialidad de las instituciones, lo que sí preocupa, y mucho, a los Gobiernos autónomos y a las propias cajas -que si vieran desplazado su centro de decisión dejarían de estar vinculadas al territorio y perderían su sentido-. En cambio, de llevarse a cabo la fusión, las entidades ganarían peso específico y en esa segunda oleada de uniones que se espera tendrían la capacidad para seguir creciendo, sin perder el centro de decisión. Por el contrario, si no se produjese el movimiento de alianzas dentro del propio territorio, Galicia se quedaría sin sus dos cajas de ahorros.

El este contexto, el Banco de España sigue urgiendo una decisión rápida. Quiere que antes de final de año haya al menos seis movimientos de uniones en España. Van cuatro, ya se han impulsado los que más le preocupaban (Cataluña y Andalucía), y ahora el equipo de Ordóñez está metiendo prisa a las cajas gallegas y a las del Mediterráneo.

Presiones en Vigo

La reunión que mantuvieron a comienzos de la semana pasada los miembros de la Consellería de Facenda con el Banco de España fue clave en el proceso. También está pesando el rechazo surgido por parte de los empresarios en la provincia de Pontevedra, principalmente en el área de Vigo. La campaña del no a la fusión arreció con especial virulencia el propio lunes, cuando el Club Financiero de Vigo hizo público un comunicado mostrando su total rechazo. Inmediatamente, el presidente de la Xunta exigió «silencio y respeto» ante una decisión que considera estratégica para el futuro de Galicia.

La vicepresidenta Elena Salgado también pidió prudencia a los máximos representantes del PSOE gallego. Manuel Vázquez, secretario general del PSdeG, no ha expresado hasta el momento cuál es la postura oficial de su partido, al contrario que el BNG, que ya se ha posicionado a favor de la fusión. Miembros de ambas formaciones políticas están ahora a la espera de una llamada de Núñez Feijoo, que se comprometió públicamente a comunicarles su decisión, y podría también intentar que los tres grandes partidos de Galicia defendiesen una postura común ante lo que se considera una decisión de país.