La Xunta no desvelará los «datos reales» de las entidades, pero sí su diagnóstico, para forzar un debate definitivo
22 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.El pasado jueves, el presidente de la Xunta disparó la cuenta atrás en el reloj de las cajas gallegas. El juicio sobre el futuro de las dos entidades financieras ha entrado en su recta final. Alberto Núñez Feijoo anunció que la Consellería de Facenda ha cerrado siete largos meses de sumario, y se dio un estricto plazo de diez días para dictar sentencia. Antes escuchará el alegato del director general de Caixa Galicia, José Luis Méndez, y del presidente de Caixanova, Julio Fernández Gayoso. Y también los del Partido Socialista, el BNG, las cuatro confederaciones empresariales y los tres sindicatos mayoritarios.
Todo, en 72 horas de vértigo. El martes será el turno de las cajas. El miércoles, el de los partidos políticos. Y el jueves, empresarios y sindicatos. Pocas veces tres días serán tan decisivos para Galicia. En juego está que la comunidad forme una nueva caja situada entre las cinco primeras de España, con más de 80.000 millones en activos, o que permita a las dos actuales crecer mediante fusiones con entidades no gallegas. ¿El riesgo?, que en uno u otro movimiento la comunidad gallega acabe perdiendo sus dos herramientas financieras.
«Es la mayor amenaza en esta compleja partida de ajedrez», como avanzó el propio Feijoo en septiembre. Por ello, fuentes próximas al presidente aseguran que «todavía está dispuesto a cambiar su posición si lo convencen». Su postura no es inflexible, porque quiere adoptarla por consenso.
¿Cuál será su estrategia? Feijoo guardará el secreto bancario y no desvelará los «datos reales» de las cajas. Pero sí dará a conocer su diagnóstico, y también los análisis de la Xunta sobre lo que costarían la fusión gallega o las alianzas con entidades de fuera. Después, oirá todas las posturas: «Tiene los datos que le hacían falta y los analizará con los máximos representantes de las dos entidades», explican fuentes próximas al presidente.
La posible fusión gallega
El escenario de un acuerdo entre Caixa Galicia y Caixanova estará sobre la mesa. Lo defienden abiertamente los sindicatos y el BNG. En menor medida el PSOE y algunos colectivos empresariales. También lo acepta, y así se lo ha expresado a Feijoo en varios ocasiones, la dirección de Caixa Galicia. Pero el entorno del jefe del Ejecutivo reconoce que será difícil variar el «no» rotundo a la fusión expresado por el presidente de Caixanova, Julio Fernández Gayoso, que controla tanto el consejo de administración como la asamblea general.
Una de las claves en este escenario será la posición de los empresarios de Pontevedra. El presidente de la CEP, José Manuel Fernández Alvariño, representa a un conjunto de la sociedad gallega que capitaneó en su día una postura contraria a la fusión. Postura que, con el paso del tiempo, se ha ido matizando. El propio Alvariño admitió el viernes que los empresarios de Vigo se sentarán en la reunión «abiertos a buscar la mejor solución para Galicia».
En la decisión del presidente de la Xunta pesaron los números de las dos entidades. La solvencia, en primer término, y la galleguidad, en segundo, son las máximas que Feijoo ha defendido a lo largo de los últimos siete meses, tiempo en el que ha formado una decisión que su entorno sabe que «preferiría no adoptar para no quemarse ni él ni su partido en las próximas elecciones municipales (2011)».
Las cajas gallegas están clasificadas, junto con las catalanas, como las menos politizadas de España. Sin embargo, el órdago lanzado por el gobernador del Banco de España, Fernández Ordóñez, a todo el sistema financiero español para provocar fusiones, que es más que probable que acaben en privatizaciones, ha propiciado que los partidos políticos intenten sacar la mayor tajada. Ordóñez vería bien la unión de Caja Madrid, la valenciana CAM y Caixa Galicia. Y el Partido Popular, que ha criticado con dureza los vetos de las autonomías a las fusiones virtuales (SIP) y también a las fusiones intrarregionales, lo respaldaría, aunque sus máximos dirigentes han reiterado insistentemente que no están alentando ni la fusión interregional que se plantea con la primera caja gallega, ni la intrarregional de Caixa Galicia con Caixanova.
Sin embargo, en este baile de cajas de ahorros en el que cada una busca su pareja, cada vez son menos las novias a las que pretender. Una integración de la CAM y Caixa Galicia en Caja Madrid impediría que el pez grande se comiera a los dos más chicos, explicaba una fuente desde las filas populares intentando defender esa posible unión. Este argumento, no obstante, cayó por su propio peso el pasado miércoles, cuando Gerardo Camps, vicepresidente económico de la Generalitat valenciana, auguró que la CAM entraría en pérdidas en el 2010, por lo que era necesario que se tomara una decisión sobre su futuro, y que él prefería la fusión de las dos cajas de la comunidad.
El PPdeG estuvo muy pendiente de lo que ocurría en Valencia. Cada movimiento en esta partida cuenta. Feijoo ya ha decidido. Quiere que las dos cajas presenten un proyecto y que lo presenten juntas ante el Banco de España. Si es cara la fusión gallega, no será más que la catalana. Por eso podría ser defendida ante Fernández Ordóñez.