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Así vive un jubilado con 700 euros

Marta Factor REDACCIÓN/LA VOZ.

ECONOMÍA

Varios pensionistas cuentan cómo es su día a día para llegar a fin de mes con las retribuciones de la Seguridad Social más bajas del Estado: las gallegas

01 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El pasado martes, el Ministerio de Trabajo e Inmigración presentó los datos de las pensiones de julio, donde se reflejó, una vez más, que Galicia está a la cola de las retribuciones de la Seguridad Social en toda España. La media gallega sitúa la remuneración de un jubilado en los 727,07 euros, una cifra todavía más baja en el caso de los retirados ourensanos y lucenses, donde lo que perciben a fin de mes no llega a los 650 euros. Estos son testimonios de los pensionistas gallegos.

CÁNDIDO FERNÁNDEZ

Jubilado, 83 años, pensión de 520 euros

«Se teño ganas dun café e teño un euro, o tomo; se non podo, tampouco vou morrer»

Cándido Fernández trabajó desde que tiene memoria en la pesca de bajura. Las pensiones del sector agrario y pesquero son de las más bajas (la media española se sitúa en 490 euros). Sin embargo, su actitud no es de resignación ni de queja. «A vida cada día sube máis e o diñeiro cada día vale menos -asegura-, pero para o imprescindible aínda teño. Ademais, a casa xa a paguei hai tempo». La noción de imprescindible para él es tener para comer, ya que asegura que, como mucho, toma un café al mes: «Se teño ganas dun café e teño un euro, o tomo; se non podo, tampouco vou morrer por non tomalo».

Cándido Fernández tiene el centro ambulatorio muy cerca de su casa, así que la mayoría de las veces va andando. Sin embargo, cuando tiene que ir a un especialista al centro de A Coruña necesita usar el transporte público: «No autobús non podo subir e o taxi tampouco podo collelo porque non tería cartos para pagalo, así que en esos casos hai que chamar aos fillos». Cuando los facultativos de la Seguridad Social tienen largas listas de espera, algunos pacientes optan por acudir a los servicios privados para ser atendidos. Cándido, sin embargo, dice que nunca ha ido a un médico privado: «Se as listas de espera son longas, só teño unha opción, agardar». Otro de los gastos más típicos es el de la ropa, un bien que para él está lejos de ser necesario: «Levo con esta camisa tantos anos que nin me acordo, as cousas novas que teño son as que me regalan polas Navidades».? El futuro de las pensiones para Cándido Fernández es impredecible, y a pesar de la caída de los últimos años, sigue creyendo que puede que la situación mejore: «A pelota nunca se sabe onde vai caer».

PEPE CASTRO

jubilado, 78 años, 650 euros

«Si un mes te sales de lo que pagas de luz y agua y tienes que arreglar la lavadora, ya te rompe los esquemas»

Pepe Castro pasa las mañanas en una cafetería de Arteixo: «Estoy toda la mañana aquí, pero solo tomo un descafeinado. Es el único capricho que me permito». Castro cuenta que hace un par de años se le estropeó el coche y no pudieron arreglarlo: «Hacíamos cuentas y cuentas y no había forma de cuadrarlas. Así que empezamos a ir a visitar a nuestro hijo, que vive en León, en tren. Pero este verano tendrán que venir ellos. Es que un mes te sales de la luz, el agua y la compra, necesitas arreglar la lavadora y ya te rompe los esquemas».

Pepe Castro cuenta que este año se le ha hecho todo más cuesta arriba que en otras ocasiones: «Es verdad que nunca tuve una gran pensión, pero cada vez se hace más difícil. Que si suben los precios, que si tienes que comprar un cacharro para ver la televisión... Fíjate, el único divertimento gratis y este año también tuvimos que pagar para poder seguir viéndola en casa».

CARMEN SÁNCHEZ

Pensión de viudedad, 81 años, 420 euros

«Compro un pollo y pan de molde para que dure tres días»

La pensión de Carmen Sánchez es de las más pequeñas, de las de viudedad. Su esposo era veterinario en pequeños concellos de la provincia de Pontevedra. «Mientras mi marido vivió, la verdad es que estábamos muy bien, pero cuando falleció, lo que quedó para mí era otra cosa. Ahora compro un pollo y pan de molde para que me dure tres días y menos mal que tengo una casa donde vivir, porque con los precios de los alquileres no tendría para nada más», relata Carmen.

JOSÉ BARREIRO

Jubilado, 81 años, 830 euros

«O único que fago é baixar a sentarme nun banco porque todo o gasto en médicos»

José Barreiro fue emigrante del sector metalúrgico en Brasil y Argentina y volvió a Galicia hace cuarenta años con un millón de pesetas: «Cheguei con cartos, pero non souben aproveitalo. Agora vivo coa miña filla e co meu neto. A miña pensión non é das baixas nin das altas, pero gasto moitos cartos porque estou enfermo».

José no sabe de cuentas porque él nunca ha hecho la compra, aunque dice que en su casa siempre oye a su mujer y a su hija quejarse por cómo sube todo. «Hai uns anos facía algunha chapuza para gañar algo máis, pero dun ano para outro a miña saúde empeorou moito, dende entón o único que fago é baixar a sentarme nun banco porque todo o gasto en médicos. E eso agora que é verán, no inverno nin saio», cuenta José.

JOAQUÍN VEIGA

jubilado, 72 años, 650 euros

«Mis gastos son comer, pagar las pocas facturas que tengo y mi perro»

Joaquín Veiga trabajó más de cuarenta años subido a los andamios. Un oficio que, según cuenta, le hizo pasar momentos de gran sufrimiento físico. En su día a día, pasea toda la mañana a su perro para mantenerse en forma. «Desde hace un tiempo, mis gastos son comer, pagar las pocas facturas que tengo y mi perro», explica Veiga. Este antiguo trabajador de la construcción está orgulloso de mantener un estilo de vida austero: «Hace un par de años que no entro en ninguna cafetería, el teléfono móvil me lo pagan mis hijos, porque me quieren tener controlado, que, por mí, no lo tendría». «Ahora todo lo ahorro para llevar a Tuxo [su perro] al veterinario, el resto me sobra, no hace falta tener tanto para vivir bien como la gente piensa ahora», sentencia Joaquín.