Media docena de ganaderos ofrecen una panorámica de cómo está un sector fundamental para la economía de Galicia
05 sep 2010 . Actualizado a las 03:58 h.«¿Canto gana un operario que traballa corenta horas á semana? E no caso de que traballara sesenta e cinco ou setenta durante todos os días do ano?». La pregunta la formula Víctor Bello. Tiene 34 años y es un emprendedor. Un empresario del sector lácteo. Junto con otro socio han logrado multiplicar la cuota que tenía la explotación original en la que empezaron cuando este aún rondaba la adolescencia. Pasaron de producir 50.000 kilos con dieciocho vacas a ordeñar 800.000 kilos al año.
Lo han hecho con esfuerzo, realizando una importante inversión de más de 600.000 euros. Querían ser competitivos. Volver a convertir el campo gallego en un motor económico con calado. «Investimos uns corenta millóns de pesetas en comprar cota e outros tantos nunha nave nova. Como calquera outra empresa ten que deixar algo de beneficio, ou non», apunta. Los derechos de producción parece que acabarán esfumándose en el 2015 y con ellos el valor de esos 40 millones de pesetas acabará volatilizándose.
Y también hace ya más de un año que la empresa no tiene beneficios. Va luchando para mantenerse como la mayor parte de las granjas lácteas gallegas. Incluso las que han invertido grandes cantidades para reconvertirse. Entonces ¿por qué no cierran? Ese es el interrogante que abren algunos. «Porque un soldo normal non pode facer fronte a cada letra que hai que pagar e logo calquera plan de mellora que se fixera obriga a manter a actividade cinco anos», explica. Y añade que «en caso de non estar atados ao feito de ter que manter a actividade por ter unha axuda, moitos abandonarían».
Subvenciones
Los subsidios públicos al sector son ahora los que atan a la actividad a muchos ganaderos que no cubren gastos. Para algunos son la única salvación para poder continuar abiertos, pero para otros es una carga porque merma la capacidad de maniobra a la hora de actuar como una compañía. «O que queremos é que paguen o quilo de leite a un prezo que se corresponda co traballo que implica ter un produto de calidade», alegan unos. Pero otros como Manuel Chousa tienen una opinión diferente. A los 53 años ya cumplidos tiene formada una sociedad en el concello lucense de O Corgo con otros dos ganaderos, Luis y Julio. La explotación que gestionan tiene 120 vacas y 70 novillas. La cuota de producción es de 905.000 kilos. Aunque el volumen es elevado y competitivo, en este momento todavía es poco para poder vivir. No renta. «Podes aguantar coa subvención porque co leite neste momento estamos perdendo cartos», explica Manuel Chousa.
Pero llevan en negativo ya todo el 2009, un año negro para el sector lácteo gallego. «O futuro é incerto. Aguantas unha temporada, pero chega un momento en que é complicado manter a actividade», comenta.
El problema parece reproducirse por toda Galicia. En Vila de Cruces, Leonel Penas, un ganadero con explotación que produce 353.000 kilos anuales, medio centenar de vacas en ordeño y otras veinte novillas en la granja, lo tiene claro. A sus treinta y tantos años conoce el sector como la palma de la mano. «A maioría das granxas precisan da subvención. É a forma que teñen para poder aguantar. Os que son maiores están agardando para xubilarse porque a onde van», explica. Porque uno de los mayores problemas que tienen los ganaderos es el elevado endeudamiento que ha ido atando las manos al sector y lo ha metido en una rueda que ahora es complicado parar.