El Gobierno prevé una tasa de desempleo desbocada hasta 2014, cuando bajará al 16%, el doble que en 2007.
10 abr 2011 . Actualizado a las 22:37 h.Los ecos del plan de ajuste aprobado en mayo pasado por el Gobierno tardarán en apagarse al menos otros cuatro años. En su explicación la semana pasada de la última revisión del escenario macroeconómico hasta 2014, el Ministerio de Economía admitió que la recuperación continuará «amortiguada por el impacto de las medidas de consolidación fiscal». Eso significa que los recortes acometidos para reconducir el déficit -rebajas de sueldos de funcionarios, congelación de pensiones, subidas de impuestos y recorte de la inversión pública- lastrarán la actividad e impedirán que la economía recobre el vigor suficiente para generar empleo.
La previsión del Ejecutivo es que la tasa de paro seguirá desbocada hasta 2014, cuando 'bajará' al 16%. Es decir, en el mejor escenario posible, y descontados ajustes adicionales que los expertos no descartan, dentro de cuatro años habrá el doble de personas desocupadas que en 2007, el último año de bonanza. Ante este panorama no es de extrañar que un millar de jóvenes se manifestaran el jueves pasado en Madrid al grito de «Mi futuro lo veo muy oscuro». La gran pregunta es: ¿Qué puede esperar toda una generación de españoles de un país que prevé niveles tan altos de desempleo a medio plazo? La respuesta es muy distinta, según venga del Gobierno o de los sindicatos.
La secretaria de Estado de Empleo, María Luz Rodríguez, quiere enviar «un mensaje de esperanza» a todos los parados, «a los jóvenes y a quienes no lo son tanto». Pronostica «una recuperación lenta y progresiva del empleo a medida que vaya recuperándose, de manera lenta, el crecimiento». Rodríguez destaca la reciente reforma de las políticas activas de empleo, que «pretende movilizar a las personas en situación de desempleo, especialmente a los jóvenes, para empezar a prepararse para el futuro de creación de empleo que tendremos».
Y pone dos ejemplos de medidas en marcha: primero, el impulso que el Acuerdo Social y Económico imprimió a la contratación de jóvenes a tiempo parcial mediante una reducción de las cotizaciones a la seguridad Social, que puede llegar al 100%. «Hemos medido los resultados de la última mitad de febrero y de marzo y nos hemos dado cuenta de que los contratos a tiempo parcial han crecido más de un 7% en ese período», señala. En segundo lugar, Rodríguez destaca el compromiso adquirido por los grandes empresarios en su última reunión con el presidente del Gobierno de crear 30.000 becas de formación para jóvenes poco cualificados. Resalta, además, que 99.000 jóvenes menores de 25 años iniciarán en breve itinerarios personalizados de inserción laboral.
Los sindicatos lo ven más crudo. La secretaria confederal de Empleo de CCOO, Paloma López, explica que España está ante «un túnel general en cuanto a la generación de empleo». Considera que las actuales políticas económicas, centradas en corregir el déficit, «no ayudarán a sacar al país de la crisis». Prevé para los próximos meses «cierta recuperación» del mercado laboral, gracias a la Semana Santa y el verano, pero señala que en su organización «no somos optimistas respecto de que pueda haber crecimiento neto de empleo, dadas las decisiones que se están adoptando». La solución, dice, pasa por «una apuesta mucho más decidida por el cambio de modelo productivo», con un énfasis especial en la formación.
Sin expectativas
Para el secretario de Acción Sindical de UGT, Toni Ferrer, la revisión del escenario macroeconómico «confirma que el viraje de la política económica ha deprimido la actividad». Afirma que es erróneo aplicar a un país con 4,7 millones de parados políticas pensadas para los países que lideran el crecimiento en Europa, donde casi no hay desempleo, el crecimiento es robusto y las exportaciones marchan a pleno rendimiento. La solución, asegura, debe de ser «un cambio» de políticas. Ferrer cree que el Gobierno debe ocuparse más de los jóvenes, pues España «no se puede permitir» tener a miles de titulados «sin ningún tipo de expectativa». Y aquellos que fueron sacados de las aulas durante la etapa del auge de la construcción necesitan más formación y salidas.
Los expertos atribuyen esta situación al golpe de timón que José Luis Rodríguez Zapatero imprimió a la política económica tras el aciago 9 de mayo de 2010, cuando la incertidumbre sobre la solvencia estuvo a punto de arrastrar a España a un rescate financiero. Aquel día el Ejecutivo decidió supeditar todo el esfuerzo, incluidas las medidas para generar actividad, al objetivo de reducir el agujero de las cuentas públicas para calmar a los mercados. Y el país seguirá en esa dinámica hasta 2013, cuando el déficit debe ser inferior al 3% para cumplir los requerimientos de Bruselas. En 2011 toca el mayor escalón de ese ajuste, el déficit debe bajar del 9,2% registrado en 2010 al 6%.
Los recortes de mayo ya obligaron a rebajar 0,5 puntos la previsión de crecimiento para 2011. Lo significativo es que ahora la vicepresidenta económica, Elena Salgado, reconozca que seguirán pasando factura. La demanda interna será plana por el frenazo que sufrirá el consumo privado, el desplome del público y la caída de la inversión. Eso restará dos décimas al crecimiento en 2012 y tres en 2013. La creación de empleo este año será residual (Salgado la cifró 35.000 puestos a tiempo completo, frente a 44.000 que prometió en octubre). Las tasas de paro serán mayores, llegando al 18,5% en 2012 y al 17,3% en 2013, para situarse en el 16% en 2014.