Tras la derrota del PSOE en las elecciones, los empresarios hacen una piña y recuperan sus demandas más ambiciosas
05 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Los convenios laborales se reformarán por decreto. Empresarios y sindicatos se acusan mutuamente de ser causantes de la quiebra del entendimiento. Las centrales aseguran que la política se interpuso en la recta final del diálogo, cuando faltaba «apenas un cuarto de hora» para la firma. La patronal matiza ahora que su plena disposición a negociar, que marcó los encuentros, pudo interpretarse como un principio de acuerdo, cuando a su mesa seguían llegando propuestas más contundentes de las organizaciones que la conforman, cuyo contenido no podía obviar.
¿Negoció el presidente, Juan Rosell, más allá de lo que su mandato le facultaba? ¿O fue la derrota socialista en las elecciones lo que llevó a pensar a agrupaciones empresariales que era «mejor esperar», antes que pactar lo que un Gobierno del PP podría legislar desde posiciones más cercanas a sus intereses?
Juan Rosell llegó en diciembre a la presidencia de la CEOE tras una etapa de deterioro de la representación empresarial. El principal interés era relevar a Díaz Ferrán con una figura «limpia» y de consenso.
De partida, el origen catalán de Rosell levantó suspicacias hasta que, en un almuerzo en el restaurante madrileño Ponteareas, se cocinó lo impensable: la organización de los empresarios madrileños, CEIM, con su presidente Arturo Fernández al frente, estaba dispuesta a apoyar al candidato catalán. Fernández, muy próximo a Esperanza Aguirre, impulsó a Rosell. La única condición era contar con una fuerte presencia en la renovada estructura de la confederación. Logró una vicepresidencia.
Llamada al orden
La CEIM se ha erigido en la responsable de «llamar al orden» a Rosell. Las conversaciones para la reforma de la negociación colectiva avanzaban hacia el consenso cuando desde la reunión del comité ejecutivo de la CEOE del 18 de mayo se emitió un duro comunicado que encendió las alertas: los empresarios entendían que las propuestas colocadas sobre la mesa no les resultaban satisfactorias. Fue la noche anterior, en una cena de dirigentes de la CEIM, cuando se dejó claro que no se podía suscribir un acuerdo en los términos que se manejaban. Los avances en la liberalización del marco de relaciones laborales eran débiles e ineficaces para lo que se pretendía. Los empresarios paralizaron el envío de la propuesta que los sindicatos esperaban recibir el viernes 20 de mayo. La alternativa les llegó el lunes 23, tras los comicios y, para su sorpresa, en su texto se apreciaban sustanciales cambios. Los desacuerdos se hicieron públicos. La CEIM colgó en su web sus verdaderas apuestas. También dejó claro, en un documento presentado a la junta directiva de la CEOE el 25 de mayo, que en modo alguno veía reflejada su postura en los documentos de la mesa negociadora. Otras fuentes señalan al Consejo de Competitividad (las grandes empresas) como inspirador de la ruptura.
Lo que el Gobierno legisle siempre irá un punto más allá de las posiciones de los sindicatos, sugieren. Y añaden que en un proceso como la reforma laboral es impensable una «marcha atrás». Con su postura, la patronal allana el camino para futuras reformas.