Hace solo un mes, el Tribunal Supremo decidía que Severo Moto podía seguir disfrutando de asilo político en España, en contra de lo establecido dos años antes por el Consejo de Ministros. Informes del CNI habían llevado al Ejecutivo a tachar al líder opositor guineano de «grave peligro para los intereses generales españoles».
Poco le ha durado la alegría al presidente del autoproclamado Gobierno de Guinea Ecuatorial en el exilio. El 4 de abril, la policía interceptaba en el puerto valenciano de Sagunto un fusil de asalto Cetme y un mosquetón pertenecientes al Ejército. Junto a estas dos armas largas, otra corta y abundante munición viajaban en el maletero de un coche embarcado en un buque contenedor con destino a Malabo. El lunes por la noche, Moto era detenido en su casa de Fuensalida (Toledo) por orden del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu como supuesto autor de un delito de tráfico de armas de guerra.
El Gobierno guineano, encabezado por el dictador Teodoro Obiang, había solicitado el arresto. Unos días después de la incautación de las armas en Sagunto, el portavoz de Obiang, Santiago Nsobeya, afirmaba que este envío era parte de un gran cargamento descubierto en casa de un vendedor de agua de Malabo, Saturnino Nkogo, quien habría confesado que el material estaba destinado a crear una revuelta auspiciada por Severo Moto (fuentes opositoras afirmaron que Nkogo murió tras ser salvajemente golpeado). Guinea llegó a prohibir la importación de coches desde España -principal comprador extranjero en el país africano y segundo exportador en este destino-.
Moto, de 64 años, fue trasladado a la comisaría general de información de Canillas (Madrid) para prestar declaración antes de que comparezca hoy ante la Audiencia Nacional.
Tensión entre Gobiernos
Este último incidente es el tercero de la historia reciente en la turbia relación diplomática entre España y su ex colonia (se independizó en 1968). El más grave tuvo como protagonista al propio José María Aznar, a principios de marzo del 2004, cuando un grupo de guerrilleros detenidos cuando planeaban un golpe de Estado en Malabo aseguraron contar con el respaldo del Ejecutivo español, que aportaría dos buques de la Armada con unos 500 soldados. La intentona golpista, liderada por el mercenario Mark du Toit y que, según el Gobierno guineano, estaría organizada por Mark Thatcher (hijo de la ex primera ministra británica), tendría como objetivo la detención de Obiang para su traslado a Madrid y su reemplazo por Severo Moto.
A raíz de aquello, Malabo rompió relaciones, retiró temporalmente a su embajador y presentó una acusación formal contra España ante la ONU. Costó meses rebajar la tensión e incluso se estudió una posible extradición de Moto a su país natal, como reclamaba el régimen de Obiang. El líder opositor aseguró entonces a La Voz que no estaba detrás del golpe porque carecía de recursos para contratar mercenarios y que «nunca» tomaría el poder por la fuerza.
El segundo incidente con Moto de por medio se produjo en el 2005. El presidente del Gobierno guineano en el exilio desapareció y provocó rumores acerca de su posible asesinato. No se supo de él hasta que días después reporteros de un diario croata lo encontraron en Zagreb. Desde allí aseguró que en la Moncloa (donde ya estaba Zapatero) tenían un plan para matarlo. Aquello fue demasiado y el Ejecutivo español revocó su asilo político, concedido en 1986. Moto recurrió al Supremo, que anuló la medida. De momento.