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Blanco admite que al PSOE le viene bien que Rajoy siga al frente del PP

ESPAÑA

Le recomienda que acepte las primaras, porque «la democracia es siempre la solución»

25 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Hay regalos envenenados, y el que ayer le hizo el secretario general del PSOE, José Blanco, a Mariano Rajoy es especialmente mortífero. Para los socialistas, «lo mejor es que Rajoy continúe mucho tiempo al frente del PP», dijo Blanco. Si el presidente popular ya tenía bastante con sus guiños a la socialdemocracia y su entente con Alberto Ruiz-Gallardón, al que los más radicales en el PP llegan a ver como una especie de caballo de Troya socialista, las palabras de ayer de Blanco no van a conseguir sino avivar la llama de la crispación en la que vive sumido el Partido Popular en la antesala de su congreso.

En la apertura del comité federal de las Juventudes Socialistas, José Blanco respondió ayer a Rajoy, quien el viernes se quejó de que es víctima de una conspiración para forzar su renuncia como presidente del PP, que en realidad está probando ahora «la misma medicina» que aplicó él contra el Gobierno durante la pasada legislatura.

«La misma radicalidad que Rajoy utilizó para atacar al Gobierno de España, para dividir a la sociedad española, para crispar la vida política, la están utilizando desde dentro del PP para atacar a Rajoy», precisó José Blanco. Pero no se quedó ahí. El dirigente socialista lanzó otro dardo envenenado a Rajoy: «Frente a tanto desvarío, frente a tanto lío, no hay otra forma para resolverlo que la democracia, la transparencia y el sentido común».

Es decir, primarias. Eso mismo que reclaman desde un sector del partido en Madrid, con el apoyo en la sombra de Esperanza Aguirre. Un debate que el equipo de Rajoy trata de soslayar. Lo que aprovechó ayer José Blanco para hurgar en la herida. «La democracia nunca es problema, la democracia es siempre la solución», dijo.

El PSOE había mantenido hasta ahora un exquisito silencio sobre la crisis popular, consciente de que no era necesario incidir en ella para beneficiarse de una situación que le permite ir sobrellevando la desaceleración económica sin que la oposición, agarrotada por sus disputas internas, haga sangre con ella. La propia vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega reconoció el viernes que una oposición fuerte siempre «se lo pone más difícil al Gobierno».

Pero todo tiene su lado negativo. Y la crisis del PP está paralizando las negociaciones entre el Gobierno y la oposición para avanzar en la reforma de la Justicia e incluso ha aconsejado al presidente del Gobierno a retrasar su entrevista con el presidente popular para hablar de los pactos que propuso en el debate de investidura. El Ejecutivo teme que una prolongación de la crisis popular impida avanzar en los grades acuerdos de Estado, precisamente ahora que la oposición era receptiva.