La adjudicación del contrato de fabricación de los todoterrenos ligeros para el Ejército se convirtió, entre abril y junio del 2004, en un pulso entre la Xunta y la Junta de Andalucía de Manuel Chaves.
Ganaron estos últimos y el Aníbal de Santana se impuso al VAM-TL de la gallega Uro, que estimó en mil los empleos perdidos con la decisión. La elección se recibió en Galicia como una concesión política a Chaves, ya que el análisis de las prestaciones de los modelos rivales era claramente favorable al de Uro por motor y estabilidad.
De hecho, unos meses después la empresa gallega alcanzó un acuerdo con Marruecos para venderle un centenar de unidades de su VAM-TL . Y ya en noviembre del 2005 llegó la compensación del Gobierno central, cuando Defensa encargó en exclusiva a Uro la fabricación de sus todoterreno de media carga, los Vamtac .